El Santo Padre pone el acento en el llamado universal al sacerdocio y en la capacidad de todos los bautizados de “dar razón de la esperanza”.

Entrevista a Magdalena Lira Valdés de Ayuda a la Iglesia que Sufre

Foto de portada: Celebración del Jubileo Mercedario, Santuario de Lo Vásquez, marzo 2018.

Hace 800 años, el 10 de agosto de 1218, la Orden de la Merced se funda en Barcelona por San Pedro Nolasco, con el fin de lograr redimir a las católicos cautivos en manos de musulmanes. Su fundación contó con la participación del rey Jaime I de Aragón y ante el obispo de la ciudad, Berenguer de Palou. Luego, el 17 de enero de 1235 por la confirmación del Papa Gregorio IX, "la Iglesia testificó la acción del espíritu Santo en la fundación de la Orden; la ratificó en la práctica de la regla de san Agustín; le dio carácter universal incorporándola plenamente a su vida y sancionó su obra como misión en el pueblo de Dios" (COM 2).

Además de los tres votos tradicionales que cumplían las órdenes —de pobreza, obediencia y castidad—, ellos añadieron un cuarto, el voto de Redención, que los llevaba a luchar por la liberación de los más débiles en la fe, aun sacrificando su vida en el intento. “Para cumplirse la misión de la Orden, impulsados por la caridad, nos consagramos a Dios con un voto particular: prometemos dar la vida como Cristo la dio por nosotros, para liberar a los hombres y mujeres en extremo peligro de perder su fe, en las nuevas formas de cautividad”.

virgenLos mercedarios tuvieron relaciones con Chile desde los primeros contactos que entablaron los conquistadores españoles con el territorio, ya que sus frailes se unieron al proyecto de Diego de Almagro cuando este se dirigió con su hueste a explorar las tierras al sur del Perú. Fueron ellos los primeros que encendieron la antorcha de la fe en el suelo chileno y quienes trajeron la primera imagen de la Virgen al país. Si Chile es reconocido como un pueblo mariano, se debe en gran parte a los mercedarios que tempranamente difundieron su devoción por todo el territorio. La Imagen de Nuestra Señora de la Merced fue traída en el año 1548 por el padre Antonio Correa.

Pedro de Valdivia dio a los mercedarios terrenos para que levantaran templos y altares a la Virgen de la Merced en Santiago, Concepción, Imperial y Valdivia. Rodrigo de Quiroga, a modo de agradecimiento, dona a la congregación la Ermita del Socorro, donde actualmente se encuentra la Iglesia de San Francisco (en Avenida Libertador General Bernardo O´Higgins, Santiago). Los mercedarios acompañaron a Pedro de Valdivia hacia el sur para conquistar la Araucanía. Así, los frailes mercedarios fueron partícipes directos en la fundación de ciudades del sur, como Concepción, Valdivia e Imperial, instalándose allí rápidamente con el fin de continuar su labor evangelizadora. Hacia 1566 tenían conventos en Santiago, Concepción, La Imperial, La Serena y Angol, y contaban con terrenos para edificar en Valdivia, Osorno y Villarrica.

El conocimiento de los territorios del sur les permitió entablar relaciones directas con el pueblo araucano a través del aprendizaje del mapudungun que les permitió potenciar la cristianización. El cumplimiento de su cuarto voto los hizo estar presentes en varias de las batallas que se libraron en el sur de la Capitanía General de Chile, en las que muchos de estos frailes murieron en enfrentamientos entre colonizadores españoles y la resistencia local.

A la Virgen de la Merced se le atribuyen diversos favores y auxilios concedidos en esos primeros años. Por ejemplo, Ercilla, el gran poeta épico de la raza araucana, relata un hecho extraño sucedido en 1554 en Imperial. El poeta después de describir una gran tempestad de violencia y la aparición de Pillán, que animó a los araucanos para que fuesen a la Imperial y la destruyesen, señala:

“La tempestad cesaba, el raso cielo
Visitó el húmedo campo de alegría;
Cuando con claro y presuroso vuelo
En una nube una mujer venía,
Cubierta de un hermoso y limpio velo,
Con tanto resplandor, que al medio día
La claridad del sol delante della
Es la que cerca dél tiene una estrella,
Desterrando el temor la faz sagrada,
A todos confortó con su venida; (…)”

Lo sucedido ese día lo oyó contar de los mismos indios tres años después. Por este y por otros prodigios, el 8 de septiembre de 1608 la Virgen de la Merced fue nombrada patrona de la Real Audiencia de la Colonia, que se trasladó ese año de Concepción a Santiago. Desde entonces arranca la costumbre, ya casi inexistente, en que las personas de nombre Mercedes celebran ese día su santo, por más que la festividad de la Virgen de la Merced es el día 24 de ese mismo mes.

La gran Iglesia de la Merced fue terminada de construir en 1565 gracias a Juan Fernández de Alderete, miembro de la expedición fundadora, que dona a los mercedarios un predio entre las calles Miraflores, Huérfanos y Merced, donde finalmente se construye el templo, Ermita de Santa Lucía. A pesar de las diversas reconstrucciones que ha sufrido el templo debido a terremotos y al paso del tiempo, la imagen de Nuestra Señora de la Merced, donada por el Emperador Carlos V, aún se conserva en su interior. Dado que esta era una de las Iglesias más importantes de la época, en ella permanecen las tumbas de personajes como Rodrigo de Quiroga y su esposa Inés de Suárez, Mateo de Toro Zambrano y el Conde de Quinta Alegre.

En la actualidad sus obras están centradas en cinco colegios en Chile y dos comunidades en África. Ocho parroquias, dos hogares de menores y once conventos. A su vez en 1873 el padre Benjamín Rencoret crea el museo de la Merced, en el que se encuentra material de diversos países americanos como Ecuador, Paraguay, Perú, Argentina y otros. Su creación dio inicio a una de las colecciones más importantes del país, donde se encuentran objetos de culturas prehispánicas, imaginería, pintura colonial, platería litúrgica, textiles arqueo-lógicos, etnográficos e históricos y la más importante colección de cultura rapanuí del continente, entre otros.

Este año, con motivo del año jubilar, en Chile se están realizando diversas actividades. El sábado 17 de marzo se vivió la Eucaristía Inaugural del año jubilar en el Santuario de Nuestra Señora Purísima de Lo Vásquez. En ella se dio gracias a Dios por todos los dones y regalos recibidos en estos ocho siglos de servicio y 483 años de la presencia mercedaria en Chile. Además se realizará una peregrinación a Perú en agosto, el Congreso Espiritualidad Mercedaria del 27 al 29 de septiembre, el Encuentro de la Juventud Mercedaria el 10 de noviembre y la Eucaristía de Clausura del Jubileo de la Merced el 15 de diciembre en la Basílica de la Merced.

Con motivo de su aniversario el 6 de diciembre del 2017 el Papa les envía una carta donde bendice a la familia mercedaria y le pide al Señor “que les dé la fuerza para abandonar lo que les ata y asumir su cruz, de modo que dejando el manto y agarrando su camilla (Mc 10,50; 2,1-12) puedan seguirlo por el camino y habitar en su casa por siempre”.


Fuente principal: Revista mercedaria, número extraordinario dedicado a celebrar el VIII centenario de la fundación de la Orden de la Merced.

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