¿De qué manera y en qué puntos fue la visión reformadora rosminiana una "fuente" inspiradora de la reforma conciliar?

 Sumilla

Las críticas más fuertes a la Ostpolitik vaticana provenían de ciertos católicos que vivían bajo regímenes totalitarios, y a veces también de sus pastores, quienes acusaban a la Santa Sede de ceder ante los regímenes comunistas, de concordar con los mismos y así renunciar a protestar en el ámbito internacional contra la violencia y los abusos perpetrados en relación con la Iglesia Católica y otras confesiones cristianas. Estas denuncias constituyeron un duro golpe contra el trabajo desarrollado hasta ese momento por monseñor Agostino Casaroli, encargado por dos Papas de estas delicadas misiones en los países comunistas. Él buscaba el camino diplomático para garantizar un espacio de vida, un modus vivendi o un modus non moriendi, a las Iglesias de esos países al otro lado de la Cortina de Hierro. Hoy es posible reconstruir históricamente estos hechos, utilizando las fuentes diplomáticas del archivo Casaroli, recientemente publicadas.

 Humanitas 2015, LXXX, págs. 122-139.

 
 
 
 
 
 

 Sumilla

 Se creía que después del Concilio vendría un día de sol para la historia de la Iglesia. Por el contrario, ha venido un día de nubes, de tempestad, de oscuridad», afirmaba Pablo VI en 1972. El Concilio suscitaría tres momentos espirituales: un primer momento de «entusiasmo, alegría y esperanza»; un segundo momento de «desarrollo efectivo del Concilio, caracterizado por la problematicidad»; y un tercer momento en que el Espíritu Santo, de modo especial a través del Papa, enderezaría el camino del Concilio. El artículo describe cómo muchos no quisieron dar el paso hacia este tercer momento, liderado por Pablo VI, y se empeñaron en alargar y extender ese segundo momento caracterizado por la duda, la crítica y la novedad frívola, provocando una de las crisis más profundas en la vida de la Iglesia Católica.

Humanitas 2015, LXXX, págs. 110-121.

 

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El Papa León XIV celebró la Misa pro Ecclesia con los cardenales en la Capilla Sixtina. En ella se refiere a un "compromiso indispensable para quien en la Iglesia ejerce un ministerio de autoridad: desaparecer para que Cristo permanezca, hacerse pequeño para que Él sea conocido y glorificado, gastarse completamente para que a nadie le falte la oportunidad de conocerlo y amarlo"
Primeras palabras del cardenal Robert Francis Prevost al ser elegido como el 267º Obispo de Roma. ¡Seas muy bienevenido Papa León XIV!
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