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- Fernando Chomalí
Con la aprobación y venta de esta píldora queda profundamente cuestionado el mismo ejercicio de la medicina y de los profesionales de la salud en general, cuya vocación fundamental es el cuidado de la salud y de la vida, y nunca hacer daño. En el contexto en el que se vende y distribuye esta píldora los médicos tienen el derecho y la obligación de negarse a prescribirla por cuanto no constituye, en sentido estricto, un acto médico, que además viola el tan valorado juramento hipocrático que dice: «No daré a nadie, aunque me lo pida, un medicamento letal, ni haré semejante sugerencia».