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ENTRE LIBERTAD CREATIVA Y BÚSQUEDA DE UN CANON. LA PINTURA DEL SIGLO XX
por Rodolfo Balzarotti.
La “creación artística” encuentra su lugar en una región del alma donde esta mantiene con la realidad, con las cosas, una relación primordial, prerracional, no conceptual, pero no irracional, que podríamos definir como “intuición creativa”: una especie de iluminación —y también una herida— proveniente del Ser. El arte, de este modo, constituye una vía de acceso a un sentido auténtico del Ser; se trata de una intuición creativa propia de la intimidad y singularidad de la persona que adentra al hombre en las profundidades del Misterio.
Humanitas 2017, LXXXIV, págs. 130 - 145
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CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA
Orientaciones sobre la Familia y la Sexualidad
“Sean fecundos y multiplíquense” (Gen 1, 28).
Introducción
1. Es muy vivo el interés de la Iglesia, “experta en humanidad”, en su misión evangelizadora, de cuidar y de velar por la familia y el matrimonio. Para ello, proclama el Evangelio de la Familia y de la Vida. La Sagrada Familia es un claro ejemplo de ello: María es esposa de José y madre de Jesús; José, esposo de María y padre de Jesús; el niño Jesús, a quienes adoran los pastores y los Magos, por ser Dios y hombre verdadero. Este modelo de la Sagrada Familia, ilumina a todas las familias y nos ofrece luces para la defensa de la vida.
2. Queremos exponer la situación cultural y ambiental fruto del alejamiento de Dios y de su maravillosa obra creadora y redentora que intenta construir una ideología que socava profundamente los presupuestos naturales y conductuales, que tiene toda persona humana. Sus consecuencias son impredecibles.
3. Reafirmamos nuestro más profundo respeto a la dignidad de toda persona humana y nuestro rechazo a cualquier discriminación contra las personas con orientación sexual distinta. Asimismo, rechazamos cualquier insulto, ataque, imposición legal o penal, contra quienes proponemos la sana doctrina sobre la vida, la persona sexuada, varón o mujer, como camino para el proyecto de Dios sobre el mundo, la familia y la convivencia social.
Complementareidad del hombre y la mujer
4. La realidad de la persona creada como varón o mujer, es una verdad indiscutible. Nunca se había pensado en otra realidad distinta a la enseñanza del Génesis en la creación: “Varón y mujer, los creó”. El sentido común, la ciencia y la investigación han confluido en la realidad de la complementariedad de los sexos. Los creyentes y muchos hombres y mujeres de buena voluntad, deben sentir la orientación de la Iglesia que “se une a ellos poniendo su propio servicio a la verdad, libertad y dignidad de todo hombre y mujer”.
5. “Creando al hombre varón y mujer, Dios da la dignidad personal de igual modo al hombre y a la mujer, enriqueciéndolos con los derechos inalienables y con las responsabilidades que son propias de la persona humana”. Los asocia a la realidad de la familia y el matrimonio. Y reciben una bendición especial de Dios al mandarlos a vivir en comunión y a crecer y multiplicarse5, y evita tanto una uniformidad indistinta y una igualdad estática y empobrecedora, como una diferencia abismal y conflictiva (cf. Juan Pablo II, Carta a las mujeres, 8)”.
6. La complementariedad del hombre y la mujer ex-puesta de modo explícito en el Génesis (“no es bueno que el hombre esté solo”) se puede leer también como la necesaria ayuda y compañía mutua que también ne-cesita la mujer. La complementariedad es una riqueza y su ausencia, una carencia. El cuidado del hombre por la familia le debe llevar a defenderla y orientarla por los caminos más nobles posibles. Esta complementariedad se da igualmente en otros órdenes. El mismo Jesús muestra el delicado respeto por las mujeres que llamó a su segui-miento y amistad (…) la misión confiada a las mujeres de llevar la Buena Nueva a los Apóstoles en la mañana de la Resurrección.
La Iglesia siempre ha enseñado que a esta tarea la debe realizar la mujer sin renunciar a la femineidad. Es una deformación intentar expresar el comportamiento femenino imitando a los hombres y una gran injusticia exigirlo. Sería por tanto una discriminación inaceptable pensar que la dignidad de la mujer se realiza en las actividades exteriores y públicas, despreciando el ámbito familiar y doméstico, tan necesarios para una adecuada y serena vida familiar. La igual dignidad del hombre y la mujer reclaman que la mujer además de sus tareas específicas y grandiosas relacionadas con la maternidad, puede y debe integrarse a las funciones públicas y a otras profesiones. Así la evolución social y cultural se realice de modo plenamente humano.
8. Las palabras del relato del pecado original “él te dominará” pudieran interpretarse como de inferioridad de la mujer. Sin embargo, Jesucristo defiende enérgicamente la igual dignidad del hombre y la mujer. Dios da estabilidad a la unión de mujer y hombre diciendo que son “una sola carne”. Rechaza el permiso que dio Dios a Moisés de repudiar a sus mujeres, y señala que “al principio no fue así”. Y san Pablo dignifica la unión de los esposos hablando de ella como un “misterio” que refleja la unión de Cristo con la Iglesia.
9. Así, ser mujer no es una construcción masculina. Querer la mujer parecerse al hombre puede ser una acción “libre” pero está reñida con el sentido común y la revelación originaria de Dios. Querer un hombre parecerse a una mujer es igualmente extraño, ajeno a la fe y al sentido común. Eliminar las diferencias entre hombre y mujer va en contra del sentido común y de la revelación de Dios.
¿Qué sucede hoy? Ideología del género
10. Se está queriendo imponer una ideología que dice que el feminismo no cumplió sus resultados y hay que liberar a la mujer de la carga de la maternidad y del hogar, eliminando las diferencias entre el hombre y la mujer. La mujer, y sus roles, serían una construcción del varón y por tanto eso debe cambiar. El Papa Francisco indica que esta ideología “niega la diferencia y la reciprocidad natural del hombre y la mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología se lleva a proyectos educativos, directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo”.
11. No se puede “aceptar ideologías que pretenden partir en dos los aspectos inseparables de la realidad. No caigamos en el pecado de pretender sustituir al Creador. Somos creaturas, no somos omnipotentes. Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada”.
12. Es necesario, ver con perspectiva, los principales elementos de la así llamada ideología del género:
A. Se desconoce el plan creador de Dios y se desconoce que somos criaturas creadas, que nos precede y nos orienta: “macho y hembra los crea” y los bendijo Dios. “Sed fecundos y poblad la tierra”.
B. El hombre se ha liberado en su cuerpo y en su alma de su ser natural o creado. No hay naturaleza humana, por tanto, el hombre se vuelve “creador”, capaz de descontrol y construir el género humano, su desarrollo. Vale todo, sin ningún respeto por el otro.
C. Niega la diferencia sexual entre hombre y mujer, por tanto, su complementariedad sexual y su reci-procidad en el amor.
D. La identidad sexual es fruto de una decisión libre y puede cambiar con el tiempo.
E. Si la familia no se funda en la diferencia sexual (varón y mujer), cualquier iniciativa de tipo afectivo sexual puede constituir “una familia". Por eso se está hablando de diversos tipos de familia.
F. Con motivo de la "inclusión” y de la libertad que tiene cada persona, se impone como “pensamiento único posible” aceptar cualquier decisión legal sobre esta materia. De tal manera que es atacado y perseguido el que habla o defiende que la familia la constituyen un hombre y una mujer. Esto hoy sucede en muchos países: persecución, penas y multas, expulsión de tareas docentes, etc.
G. El acto generativo se manipula y se desvincula del papel procreador del hombre y la mujer: paternidad y maternidad son realidades componibles y descomponibles.
H. Los proyectos educativos están inmersos de esta visión. Basta ver los ejemplos de familia en los libros de Educación sexual.
L. Los Tribunales expresamente legislan sobre los aconteceres en materia afectivo sexual porque ellos deben regular las libres iniciativas de vinculación afectiva de los seres humanos. Hay agenda legislativa mundial y en cada nación.
J. Los medios de comunicación muestran una apertura a estos planteamientos: por ejemplo, la publicidad de algunas publicaciones que colocan en portada una niña transexual y dedicar la edición a esta temática.
Cómo rescatar una sana visión de la familia y la sexualidad
13. Una primera idea es obvia. Dios quiere al hombre y la mujer según su designio original. La naturaleza humana es la que Dios creó. El hombre es, no se construye. Lamentablemente se puede corromper, a veces sin culpa, pero siempre hay un anhelo de normalidad, de familia, de amor, inscrito en el hombre y la mujer.
14. Una tarea importante es profundizar y relanzar por todos los medios el Evangelio de la Vida y de la Familia. Urge presentar la verdadera doctrina de la sexualidad, de la dignidad de la persona, de la vida y de la familia. Es el gran reto de relanzar una vigorosa acción en favor de la familia. En esto juega un papel muy importante la Iglesia en la línea de impulsar una pastoral familiar organiza-da. En esto hay que trabajar: por ejemplo, en los Cursos de Preparación para el Matrimonio, en los Cursos para novios. En el apoyo a los padres para ayudarlos en esa noble tarea. La Exhortación Apostólica “Amoris laetitia” del Papa Francisco nos abre un sinfín de posibilidades, en continuidad con las enseñanzas de san Juan Pablo II y Benedicto XVI.
15. Por otra parte, los movimientos apostólicos de carisma familiar deben tratar de fundamentar bien sus conceptos antropológicos y pedagógicos para extender con naturalidad esta enseñanza básica que pertenece al “Evangelio de la Familia”. Hay que salir a las periferias.
16. Ambos, Pastoral Familiar e iniciativas de carisma familiar, así como la catequesis deben enfrentar directamente el problema. Esto requiere convicción, coraje y de-terminación. Igualmente, hay que perder el miedo a hablar de lo obvio: la libertad para exigir respeto a la inmensa mayoría de personas que tiene muy clara y arraigada su identidad de varón o mujer.
17. Hablar de la sexualidad. El sexo forma parte de la persona. Los propagadores de la ideología de género no hablan de sexo sino de género. Lo que la experiencia y la ciencia confirman es que el sexo es algo dado, que afecta lo genético, la psicología, el cuerpo, los afectos y el modo de relacionarse los seres humanos. Del sexo hay que hablar porque él está implicado junto con toda la persona en la educación y en la realización del amor.
18. Urge proclamar el Evangelio de la Vida. La vida siempre es un don de Dios y “una sorpresa” en cierta manera. Hoy hay una mentalidad anticonceptiva generalizada, y los hijos, según esa mentalidad, son una “carga” que hay que sacar adelante. Ver a los hijos como un “don” forma parte de una recta concepción de la vida. Y finalmente, hay que dar testimonio de la felicidad del matrimonio. Con realidad, hay que hablar de cómo la complementariedad es una bendición de Dios.
19. Los hijos les pertenecen a los padres, y no al Estado ni a ninguna institución. Hay que alentar a que la sociedad se despierte: dos familias pueden hacer mucho, y muchas juntas pueden hacer mucho. Hay que promover asociaciones familiares, desde la Iglesia hay que bendecir muchas veces la vida, la familia y el matrimonio. En este sentido, las familias pueden y deben jugar un papel muy importante tanto como divulgadores de la bondad del matrimonio y de la familia constituidos como ser testimonio de la belleza de la vida.
20. A la vez que se proclama el Evangelio de la Vida, se deben manifestar los desacuerdos frente a las propuestas que se quieren imponer y hasta protestar, respetuosa y pacíficamente, con firmeza, contra las decisiones que están minando la institución familiar y desvalorizando el sentido de la vida y la persona humana.
La educación de los hijos
21. Reafirmamos la importancia de la educación de los hijos por parte de sus padres. Francisco lo introduce así: “Los padres siempre inciden en el desarrollo moral de sus hijos, para bien o para mal. Por consiguiente, lo más adecuado es que acepten esta función inevitable y la realicen de un modo consciente, entusiasta, razonable y apropiado. Ya que esta función educativa de las familias es tan importante y se ha vuelto muy compleja, quiero detenerme especialmente en este punto”.
22. Francisco se pregunta: “¿Dónde están los hijos? La familia no puede renunciar a ser lugar de sostén, de acompañamiento, de guía, aunque deba reinventar sus métodos y encontrar nuevos recursos. Necesita plantearse a qué quiere exponer a sus hijos. Para ello, no se debe dejar de preguntarse quiénes se ocupan de darles diversión y entretenimiento, quiénes entran en sus habitaciones a través de las pantallas, a quiénes los entregan para que los guíen en su tiempo libre. Sólo los momentos que pasamos con ellos, hablando con sencillez y cariño de las cosas importantes, y las posibilidades sanas que creamos para que ellos ocupen su tiempo, permitirán evitar una nociva invasión. Siempre hace falta una vigilancia. El abandono nunca es sano. Los padres deben orientar y prevenir a los niños y adolescentes para que sepan enfrentar situaciones donde pueda haber riesgos, por ejemplo, de agresiones, de abuso o de drogadicción”.
23. Hoy en la educación formal se habla del aborto y de la anticoncepción como algo culturalmente normal. Ya empieza a ser normal hablar de diversos tipos de familia. Desde primer grado se dan clases de “sexualidad” señalando que hay más opciones además de ser niño o niña. Con juegos y cuentos banalizan o eliminan la palabra matrimonio. Encontramos en las redes sociales videos y mensajes verdaderamente incitantes a una exploración sexual temprana. Se ha constituido el Estado docente, y para poder impartir clases hay que realizar una serie de cursos imbuidos de esta ideología. La ciudadanía está por encima de los padres en la educación. Esto va en contra de la Declaración Universal de los derechos humanos que dice claramente “los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.
24. Existe un fuerte financiamiento para imponer la agenda sobre del género, el recurso que le queda a la gente es la protesta, el reclamo. Estamos ante un escenario ya instalado en la agenda neo liberal, educativa, social, política y legal que busca invadir todo.
Conclusión
25. “El discernimiento hecho por la Iglesia se convierte en ofrecimiento de una orientación. A fin de que se salve y se realice la verdad y la dignidad plena del matrimonio y de la familia”. “La Iglesia siguiendo a Cristo busca la verdad que no siempre coincide con la opinión de la mayoría”. “Escucha a la conciencia y no al poder, en lo cual defiende a los más pobres y necesitados”. Y así se explica que se trate de este tema tan importante relacio-nado con la familia.
26. La oración por las familias y la oración de cada familia es algo muy importante porque en ellas tenemos el más valioso patrimonio de la humanidad y de la Iglesia. Familias sólidas, consorcios de vida y amor fecundo, responden al anhelo de la mayoría de los seres humanos y es a la vez garantía de un buen nacer y crecer de un modo digno y natural. La oración por la familia se convierte en este momento en una urgente necesidad porque la soberbia humana de querer construir un mundo sin familias afecta hondamente a muchos niños y jóvenes y, a la vez, reclama una acción constante y creativa de los padres y de las familias. Es una urgente tarea misionera.
27. Se debe fomentar una gran comprensión con las personas que han sido captadas por la ideología del género. Han vivido pensando que toda inclinación sexual es auténtica y posible. Así se desorientan muchas personas y pierden el norte de la sexualidad que está orientada al servicio, al amor y a la donación.
28. Es, a veces, una obligación de conciencia decir NO. Toda familia, todo hombre o mujer, cada grupo de personas que vean oportuno actuar, deben rebelarse ante la imposición educativa, legal y avasalladora de la ideología de género. El derecho a decir NO y organizar-se para manifestarlo es perfectamente válido y muchas veces indispensable.
29. Por último y es lo más importante. “Ante las familias, y en medio de ellas, debe volver a resonar siempre el primer anuncio que “es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo, y al mismo tiempo lo más necesario” (EG 35). (…) Porque “nada hay más sólido, más profundo, más seguro, más denso y más sabio que ese anuncio” y “toda formación cristiana es ante todo la profundización del kerigma” (EG 165)”. Es decir, el encuentro con la persona de Jesucristo es determinante para que este mensaje se extienda y profundice. Jesucristo y la fe cris-tiana han cambiado el mundo, y pueden hoy revitalizar la familia cristiana.
30. Que el ejemplo de la sagrada Familia de Nazaret, de José, de María y de Jesús, el Evangelio de la familia, sea el norte de los creyentes y de los hombres de buena voluntad.
Caracas, 10 de enero de 2017
COMISIÓN EPISCOPAL DE FAMILIA E INFANCIA
COMISIÓN DE DOCTRINA Y ECUMENISMO
- Mons. Fernando Castro Aguayo, Obispo de Margarita, Presidente, Comisión de Familia e Infancia
- Mons. Raúl Biord Castillo, Obispo de la Guaira. Presidente Comisión de Doctrina y Ecumenismo
- Mons. Rafael Conde Alfonzo, Obispo de Maracay
- Mons. José de la Trinidad Valera Angulo, Obispo de Guanare Mons. Benito Méndez Bracamonte, Obispo del Ordinariato Militar de Venezuela
- Mons. Ramón Linares Sandoval, Obispo Emérito de Barinas Mons. Jaime Villarroel, Obispo de Carúpano
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- Hernán Corral y Tomás Henríquez
1. ¿Enemigo imaginario?
La Directora de Educación de la Fundación Iguales, Isabel Amor, en carta al director del diario El Mercurio (10 de marzo de 2017) denunciaba que con la expresión “ideología de género” los grupos conservadores y contrarios a la “diversidad sexual” se habían construido un “enemigo imaginario”, desacreditando los grandes aportes que las teorías y perspectivas de género están produciendo para lograr nuevos espacios de equidad y de respeto de las opciones de las personas en materias sexuales.
Es cierto que la nomenclatura de “ideología de género” no es usada por sus promotores y que tampoco cabe incluir en ella todas las teorías y estudios de género, sobre todo las que buscan una mejor y más balanceada modulación del equilibrio entre los derechos de hombres y mujeres. El término “ideología de género” quiere prevenir sobre aquellas teorías que van más allá que la simple superación de la diferenciación jurídica y social arbitraria entre los dos sexos y plantean que el género debe sustituir al sexo (biológico) como elemento de la identidad de las personas, siendo necesario romper su estructura binaria (masculino y femenino) para pasar a un abanico de géneros diversos conforme a la autopercepción de los individuos. Se trata de una ideología, en el sentido negativo de la expresión, es decir, una cosmovisión que se impone de modo totalitario y que no tiene en cuenta los datos que proporciona la realidad. En el fondo, en la ideología de género hay un error en la comprensión del ser humano y de su forma de ser, y un intento cada vez más abierto de institucionalizar estos postulados teóricos, pseudo-científicos e inescrutables como una filosofía y antropología oficial y excluyente por parte del Estado. La etiqueta es amplia por necesidad, pues no existe una sola teoría ideológica de género, sino múltiples.
La ideología de género no es la obra de un partido político concreto, ni es descendiente de una sola teoría o filosofía política. En sus manifestaciones concretas es posible encontrar tanto luces del marxismo y sus teorías críticas (por ejemplo, el reemplazo de la antigua clase proletaria por la nueva colectividad “LGBTIQA+” – Lesbian, Gay, Bisexual, Trans, Intersexual, Queer, Asexual; el signo “+” indica que la lista no es cerrada y que pueden seguir añadiéndose otras orientaciones o identidades de género– en lucha contra la cisnormatividad, heternormatividad y patriarcado) como también del liberalismo radical, derivado de lo que Robert Bellah llamó “expresivismo individualista” (sosteniendo como valor supremo los de-seos del yo, y la realización humana en el desarrollar lo que sea que considere como su “identidad nuclear”). En definitiva, no se trata de un movimiento y pensamiento homogéneo en cuanto a sus postulados y estructura, lo que en todo caso no le ha impedido unirse en torno a los medios para la consecución de sus objetivos individuales, colectivos y políticos.
Como toda ideología que busca asegurar su hegemonía cultural y política, hace uso de las herramientas que mejor sirvan a sus fines. Si el objetivo es transformar la forma en que entendemos a la persona humana, entonces es necesario un cambio en el conocimiento y en nuestra mentalidad. Ahora bien, para la inmensa mayoría de la humanidad la noción de que podemos ser hombres o mujeres (u otro) según nuestro antojo es demasiado radical como para aceptarla sin más; máxime si ella carece de evidencia fuera del dictamen de la propia voluntad, y contradice nuestro conocimiento de la persona humana. Por ello, si no es posible lograr el cambio por medio de la razón, entonces habrá de hacerse por medio de la imposición, y especialmente mediante el adoctrinamiento de las futuras generaciones, mediante la repetición temprana y constante de la nueva “verdad” del ser humano que se construye a sí mismo. Es por esto que en los Estados en que se ha avanzado hacia la revolución del género el mecanismo de operación ha sido esencialmente el mismo: adoctrinamiento, prohibición, censura y obligatoriedad. El adoctrinamiento se produce a nivel de la educación básica. Los intentos más tímidos buscan forzar a todos los establecimientos educacionales para que incluyan la igualdad o equidad de género como eje central de la educación, cuando no el deber de educar a los niños en la normalidad de las identidades transexuales, homosexuales, bisexuales, intersexuales, las que serían al mismo tiempo tanto esenciales como abiertas a la elección de toda persona, y en todo equivalentes a la heterosexualidad. El adoctrinamiento exige a su vez la negación de la libertad de enseñanza y autonomía para los colegios. Establecido en la ley que la identidad de género es un derecho, negarse a enseñar esta nueva antropología pasa a ser una opción ilegítima. Casos emblemáticos han sido expuestos en el úl-timo tiempo en Estados Unidos, a propósito de la medida del gobierno de Obama que amenazó a todas las escuelas con demandas federales y cortes de presupuesto, bajo las leyes de no discriminación, si no aceptaban tratar a sus alumnos, no conforme a su sexo, sino a su “identidad de género”. Además, para que el adoctrinamiento funcione, y la nueva antropología eche raíces es necesario evitar a toda costa los cuestionamientos a la misma. Se impone una for-ma de prohibición del disenso, por la censura mediática, la descalificación personal (uso del término homofóbico, transfóbico, lgtb-fóbico) e incluso la penalización (con la tipificación de los llamados “delitos de odio”).
En España, muchas comunidades autónomas (Navarra, País Vasco, Galicia, Andalucía, Canarias, Cataluña, Extremadura, Madrid, Murcia e Islas Baleares) han dictado leyes de no discriminación en las que se sancionan a quienes no comulguen con la ideología de género. El año 2016 los Obispos de Alcalá de Henares, de Getafe y de Córdoba fueron denunciados penalmente por presuntos delitos de fomento al odio, luego de que publicaran una nota de dirección a los católicos de sus diócesis, argumentando su objeción a la ley de identidad de género. Algo similar le ocurrió al Obispo de Toluca, México, a raíz de la crítica realizada en su homilía y desde el púlpito a la ideología de género. Incluso en países como Estados Unidos, en que existe tal vez el régimen más robusto de libertad de expresión y religiosa en el mundo entero, surgen amenazas, como las del Estado de Iowa, que ha redactado su legislación antidiscriminación de tal manera que sirve para penalizar a pastores por el contenido de sus prédicas al interior de sus iglesias, si es que por ellas hacen sentir como “no bienvenidos” a quienes asisten a sus servicios. En la ciudad de Nueva York la legislación contempla multas de hasta 250 mil dólares americanos a quienes rehúsen usar el nombre o pronombre escogido por el individuo transgénero, incluyendo algunos de nuevo cuño, como el singular “they”, o “ze” y “xir”. De esta breve reseña puede evidenciarse que la “ideología de género” es cualquier cosa menos un “enemigo imaginario”, que sectores ultraconservadores habrían construido como producto de sus propios miedos atávicos a los avances de la modernidad. La ideología de género es una realidad palpable y en progresivo incremento: es una visión holística antitética a la concepción del ser humano que está en la base de nuestras sociedades, y que pone en tela de juicio la realidad de la persona humana en cuanto varón y hembra. Una vez aceptados los presupuestos de esta teoría, instituciones tan fundamentales como la familia, el matrimonio, la paternidad y la maternidad, quedan absolutamente desnaturalizadas.
2. ¿Enemigo lejano?
Cabe mencionar que, aunque los ejemplos que hemos escogido vienen del extranjero, lo cierto es que los mecanismos básicos a través de las cuales se impone la ideología ya han tocado tierra en Chile y se encuentran en vía de formalización, o bien ya están vigentes. Desde el año 2012 contamos en Chile con la ley antidiscriminación (Nº 20.609), la llamada Ley Zamudio, que dentro de los motivos especialmente prohibidos considera expresamente y como elemento distinto al sexo y a la orientación sexual, la “identidad de género”. Pese a que era la primera vez que el término entraba en el ordenamiento jurídico, este quedó sin definir. En otras normas se utiliza la expresión “género” de manera ambigua, ya que podría referirse a los dos sexos biológicos: varón y mujer. Así, el gobierno se empeñó en que la ley que creó el Ministerio de la Mujer (ley Nº 20.820) lo denominara como “Ministerio de la Mujer y de la Equidad de Género”. En el mismo sentido la Ley General de Educación (Nº 20.370, refundida en DFL Nº2/2010 de Educación) se sanciona la discriminación en razón de género, sin men-cionar el sexo. Pero esa expresión ha permitido a la Super-intendencia de Educación sancionar, en 2015, a un colegio particular de la Región Metropolitana dado que el mismo, enfrentado ante la solicitud de padres que buscaban que su hijo varón de 5 años fuera tratado como niña por parte del colegio, se negó por considerar que ello sería perjudicial para el niño y pondría en peligro su libertad de enseñar conforme a la visión del desarrollo integral que inspira la institución. La Superintendencia asumió la representación del menor y su familia, sancionando al colegio por pasar a llevar un supuesto “derecho a la identidad de género” del niño. El colegio reclamó ante los tribunales, sin que todavía haya sentencia de término en el proceso. Se encuentra en tramitación en el Senado un proyecto de ley que busca “reconocer y dar protección al derecho a la identidad de género” (Boletín Nº 8924-07), y que, junto con permitir el cambio del sexo en el Registro Civil prohibiendo toda indagatoria biológica o psicológica, define “identidad de género” copiando la definición de los llamados Principios de Yogyakarta, instrumento sin ningún valor normativo pero enarbolado por los activistas del género. La definición señala que la identidad de género consiste en una vivencia interna del “género” (el concepto es circular) que puede o no corresponder con el sexo “asignado” al su-jeto al nacer. Como la identidad de género no es un atributo de la persona en el derecho, ella no tiene correlato en los documentos de identificación. Para aproximarse a ello es que el proyecto vuelve facultativo para toda persona escoger qué sexo –y por ende, qué estatuto jurídico– quieren reclamar para sí. Luego, el sexo es vaciado de contenido objetivo, como lo ha sido hasta hoy. El proyecto además le permite al beneficiario obligar a toda institución pública o privada a que reconozcan y le den un trato conforme a su identidad de género, sin excepciones.
En paralelo a la tramitación del proyecto, la Presidenta Bachelet firmó en octubre de 2015 la Convención Interamericana en contra de toda forma de discriminación e intolerancia (2013), que impone a los Estados partes el deber de prohibir y penalizar la diseminación pública o privada de todo material que promueva la intolerancia, así como también la prohibición de la elaboración o uso de materiales pedagógicos que reproduzcan estereotipos o preconceptos, incluidos los preconceptos sobre sexo, género, e identidad y expresión de género. Este tratado aún está pendiente de ser presentado ante al Congreso. En línea con las exigencias de este tratado, que no se encuentra vigente para ningún Estado, el gobierno anunció a fines del 2016 la reintroducción de un proyecto de ley que penaliza los “discursos de odio”, señalando expresamente como categoría protegida a las personas que se identifican como LGBTIQA+.
Pero esto no es lo único: el Congreso acaba de aprobar en marzo de 2017 (Boletín Nº 10777-10) la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, tratado que incorpora el derecho a la no “discriminación múltiple”, que comprende aquella en razón no sólo de la vejez del sujeto, sino que también por diversas “orientaciones sexuales e identidades de género”. Habiendo sido aprobado, el tratado está listo para su promulgación y publicación.
Como se ve, de alguna manera por inadvertencia o falta de conocimiento a la ideología subyacente, los conceptos de “género”, “identidad de género” y “expresión de género” se han ido inoculando en instrumentos internacionales que luego serán invocados a nivel interno ya sea para presionar al Congreso para que legisle en los mismos términos o a los tribunales para que los apliquen en casos concretos.
En la idea de presionar el Poder Legislativo, apareció también a mediados de 2016 la información de que el Gobierno de Chile había alcanzado un acuerdo transaccional (“solución amistosa”) con la agrupación Movilh, a instancias de la Comisión Interamericana de DD.HH., y a cambio de que se pusiera fin a la demanda en contra del Estado por no reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo. En dicho acuerdo el Gobierno no sólo ac-cedió a presentar una ley de “matrimonio” homosexual, con adopción y homoparentalidad, sino que además se comprometió, entre otros temas, a velar porque los planes de formación ciudadana –obligatorios luego de la dictación de la ley Nº 20.911 de 2016– y de educación de sexualidad, afectividad y género incluyan en su contenido temáticas de inclusión de diversidad sexual, para todos los niveles, parvulario inclusive. Este acuerdo de solución amistosa se encuentra impugnado por ilegalidad ante la Contraloría General de la República. En el plano de la educación, desde hace años que el Ministerio de Educación empuja una amplia agenda de equidad de género, que incluye la normalización de la identificación como homosexual o transgénero. Su iniciativa más reciente consiste en el plan para educación en igualdad de género 2015-2018. En el mismo sentido, a mediados de 2016 un grupo de 5 senadores presentaron un proyecto de ley para “incorporar la identidad de género entre los objetivos de la educación parvularia” (Boletín Nº10801-04), modificando en este sentido los objetivos obligatorios de aprendizaje para dicho ciclo, bajo el artículo 28 de la Ley General de Educación.
Los tribunales, por otro lado, no han podido sustraerse a la penetración de esta ideología. La Corte Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia del caso de la Jueza Atala, impuso que se dieran cursos de capacitación a jueces y funcionarios de tribunales sobre teorías de género y diversidad sexual. Constantemente se hacen talleres y seminarios sobre esta temática en los que se enfatiza la necesidad de no discriminación “en razón de género”. El segundo número de la Revista Acceso a la Justicia editada por la Corte Suprema tiene varios artículos dedicados a la “diversidad sexual” y destaca en portada una entrevista a Andrés Rivera, una persona transexual que se dedica al activismo en estas materias. En el titular se lee una de sus declaraciones: “El problema no es ser trans sino como el resto no es capaz de respetar las diferencias”. En la revista, la Ministra de la Corte Andrea Muñoz, encargada de estas temáticas, anuncia la instalación durante el 2017 de una Oficina de Género en el Poder Judicial.
No resulta extraño que los jueces comiencen entonces a acoger estas ideas en sus sentencias. Hay varios casos de tribunales de familia que han concedido el cuidado personal de un menor a una persona que vive en pareja con alguien del mismo sexo, lo que es reivindicado como avances por el Movilh y la Fundación Iguales. Recientemente, la Corte de Apelaciones de Iquique ordenó a Gendarmería que se trate a ciertos internos transexuales con la “identidad de género” que ellos manifiestan o expresan (Corte de Iquique 9 de diciembre de 2016, rol Nº 859-2016). Esta sentencia ha sido confirmada por la Corte Suprema por fallo de 13 de marzo de 2017 (rol nº 99.813-2016). La cuestión no es tanto si en el caso en particular hubo o no un abuso por parte de los gendarmes, sino que los tribunales acogen sin matices los presupuestos fundamentales de la ideología de género y basan en ellos la justificación de sus resoluciones.
En suma, como puede apreciar de esta revisión, la ideología de género no es ni un “enemigo imaginario” ni un “enemigo lejano”. Se trata de un peligro