En el curso de una de las tantas reuniones del Comité Editorial de HUMANITAS —iniciadas hace 20 años y por buena parte de ese tiempo realizadas en la Abadía de la Santísima Trinidad de las Condes “al clarear del sol”—, el ex rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile Dr. Juan de Dios Vial Correa, quien fundara en 1995 la revista, sugirió que sería apropiado editar un volumen que recogiese los más importantes textos publicados en nuestras páginas. Sucedió ello cuando en el Comité correspondió analizar el número 72 de la revista —edición dedicada a los 125 años de la Universidad—, reunión en la que se pudo leer lo que todos unánimemente consideraron, entre los escritos aparecidos en dos décadas de ininterrumpida publicación, el texto más significativo en relación con nuestra identidad y más sustancioso por su contenido antropológico-teológico. Trátase de la lectio magistralis del Prof. Dr. Joseph Ratzinger pronunciada en Tubinga entre los años 1966 y 1969, inédita hasta entonces en toda otra lengua que el alemán —exhumada no hacía mucho por el Instituto Papa Benedicto XVI en Regensburg— y autorizada por la Editrice Vaticana a HUMANITAS, que la tradujo, como exclusividad en lengua española.

Hubo entonces que abocarse —siguiendo la moción del Dr. Vial— a la fijación de los criterios que guiarían esa selección de “grandes textos”, así como al largo y no fácil trabajo de selección de ellos.

Desde luego, pareció conveniente, para no incurrir en un eventual desequilibrio, elegir no más de un texto de una determinada firma, indicándose entre tanto, al final de cada selección, “otros textos señalables del mismo autor”, aparecidos en diferentes números de HUMANITAS.

Con esa limitación, la selección apuntó a privilegiar el texto y no al autor en virtud de su celebridad. Se encuentran, por otra parte, en las páginas de HUMANITAS autores muy apreciados y conocidos, cuyos escritos en la revista fueron, por razones de circunstancia, menos importantes y clasificables como gran texto que el de autores menos conocidos y categorizados que, no obstante, con su contribución marcaron un hito importante en la andadura de estos veinte años.

Después de cada texto se incluye una breve nota biográfica que identifica al autor. En cinco artículos se indica, al pie de la primera página de cada uno de ellos, una determinada circunstancia o contexto que resulta importante para su lectura y que, en cierto modo, justifica o refuerza las razones de su inclusión.

A excepción de los años 2002 y 2015, por razones de la misma selección —y sobre todo por razones técnicas en el segundo caso—, todos los demás años están representados con algún gran texto. Los que más representación tienen son los años 1997, 1998, 1999 y 2001, con cuatro escritos cada uno.

Cabe aquí la pregunta: ¿Fueron estos cuatro años superiores para HUMANITAS como concepto editorial que otros, como por ejemplo el 2000, importante Año Jubilar, o el 2002 y el 2015, que no entregan material a este libro? No nos atreveríamos a afirmarlo, pues la inserción de un gran texto en una edición trimestral de HUMANITAS resulta al fin y al cabo un hallazgo feliz, pero no el objetivo esencial en la concepción armónica y orientada a lo que resulta más actual como discusión, que inspira la pauta de cada número.

Figuran en la selección que presentamos diez autores chilenos y 39 extranjeros, de un conjunto de once nacionalidades. Del total de autores, seis pertenecen al Comité Editorial de la revista y nueve a su Consejo de Consultores y Colaboradores, siendo los restantes personas generalmente cercanas, provenientes de distintas lenguas y naciones.

Veintisiete autores son eclesiásticos, entre los cuales siete son o fueron miembros del Colegio Cardenalicio. Entre estos últimos, dos serían más tarde electos papas: Joseph Ratzinger y Jorge Mario Bergoglio. Mientras tanto, veintidós son, en el total, los seglares católicos que firman en Grandes Textos de HUMANITAS.

Pareció oportuno al editor incorporar —a continuación del Prólogo que firma el actual rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Dr. Ignacio Sánchez Díaz, y de esta Introducción— algunas páginas facsimilares que comprenden documentos, ilustraciones y fotografías que, por su carácter evocativo, hablan por sí solas de las dos décadas de intenso recorrido y complementan los grandes textos seleccionados

Al final de la edición se reproducen los nombres del Comité Editorial de HUMANITAS, los mismos desde el comienzo, a los que se agregarían con el correr del tiempo los nombres de tres decanos en ese momento en ejercicio, los de Teología, Derecho y Ciencias Económicas; asimismo, la lista de los miembros del Consejo de Consultores y Colaboradores, indicándose para cada uno de los ya difuntos el año de su fallecimiento. Hubo otros nombres que prestaron también su valioso apoyo en los años pasados a través de este Consejo, que como todo cuerpo de esta naturaleza sigue un proceso natural de renovación, y a quienes va aquí nuestro particular agradecimiento.

Cierra gráficamente la edición el conjunto de las ochenta portadas de HUMANITAS, cuya ya tradicional pulcritud y belleza debe mucho a su primera y actual diseñadora, la profesora Ximena Ulibarri, y constituye una marca de la revista.

El resultado final que arroja esta selección de 49 ensayos es un buen resumen y una muestra del macizo trabajo sostenido por HUMANITAS, el cual, con pausa y regularidad, ha mantenido un altísimo y muy reconocido nivel desde su primer número, lanzado el 16 de enero de 1996, hasta hoy.

Podemos afirmar que este es un libro único en su género, tanto por la amplitud y esencialidad de sus temas como por la variedad de sus autores. Único, también, en el ámbito de una universidad en nuestros días, de cualquier latitud que se hable, no habiendo en nuestro tiempo probablemente otra que haya reunido un espectro semejante de colaboraciones en una publicación nacida y desarrollada en su ámbito.

Un conjunto de reflexiones que, se diría, haciéndose eco del magisterio de la Iglesia, especialmente del de los Soberanos Pontífices, ha hecho pensar a muchos, en muy distintas partes del mundo, a partir de las huellas que trazara San Juan Pablo II llamando al pueblo a “no tener miedo de abrir las puertas a Cristo”, pasando por las vías de sabiduría de Benedicto XVI —que inspiró al cuerpo de esta revista desde antes de su existencia— hasta los días actuales, llenos de vitalidad y entusiasmo del Papa Francisco.

Cabe así la constatación gozosa y agradecida, verificada más como un don que como un empeño, de haber hecho el camino que indicaba John Henry Newman es el propio de la Universidad: “educar el intelecto para que razone bien en todos los temas, para que tienda hacia la verdad, y la asimile”.


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En 1995, mi predecesor en la rectoría de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Dr. Juan de Dios Vial Correa —presidente ya entonces de la Pontificia Academia Pro Vita y personalidad ampliamente conocida e involucrada en relevantes temas de Iglesia y de la cultura [1]— consideró ser una verdadera necesidad, como explicó en varias ocasiones, dar fundación a una revista abierta a dicho espectro de asuntos. Se la llamó HUMANITAS Revista de Antropología y Cultura Cristianas, lo segundo por haber nacido vinculada al programa de Antropología y Cultura cristiana de la Universidad, que dirigía el Profesor Pedro Morandé, entonces prorrector de esta casa de estudios. Su “nombre de pila”, HUMANITAS, como ha sido luego constatado por su fundador y por quienes la dirigen, constituyó un feliz acierto, en cuanto definió el programa que habría de seguir la nueva publicación: “el de ofrecer una contribución modesta, pero decidida, a la inmensa tarea de recuperar el auténtico sentido de lo humano” [2].

Veinte años han transcurrido desde el inicio de HUMANITAS. casi diecisiete mil páginas han dado forma a 80 números de la revista, publicados en forma regular cada trimestre desde enero de 1996 hasta ahora, cuatro cada año (más algunas ediciones especiales). Al margen de otras consideraciones, ya estas cifras dejan constancia del gran es-fuerzo realizado por la Universidad y por las personas directamente involucradas en esta tarea. Un empeño, lo decimos con satisfacción, que ha valido con creces la pena.

Esa “recuperación del sentido de lo humano” a que se ha entregado HUMANITAS, más allá incluso de su materialización en las páginas de la revista y en varias otras iniciativas, ha descansado, desde sus primeros pasos, en una communio de personas comprometidas con la lectura del misterio del hombre a la luz del Verbo encarnado (Gaudium et spes, 22). Su camino, guiado por el deseo íntimo de servir al magisterio de la Iglesia, teniendo principalmente en vista la guía de los sucesores de Pedro, hizo de la “via pulchritudinis” —según la denominación tan propia de Benedicto XVI—, casi instintivamente, su más propio instrumento de diálogo con el mundo de nuestro tiempo, y su forma original de comunicar lo verdadero y lo bueno. Tal parecer no es solo el de quien escribe este prólogo, sino que ha sido reconocido muchas veces desde distintas partes del mundo. La acogida a este lenguaje corrobora sin duda aquello de que el hombre contemporáneo tiene “sed de belleza”.

Grandes Textos de HUMANITAS es un recorrido que resume —en una selección cuidadosa de 49 artículos “grandes”, que como volumen supera en algo las mil páginas— el espíritu que ha reunido a lo largo de dos décadas a esta communio que, anclada en la UC, ha atravesado las fronteras no solo de la Universidad, sino del país, en un ligamen caracterizado por el más alto nivel de exigencia.

El valor de este libro puede percibirse, de una parte, en la notabilidad de algunos de sus autores, entre los que destacan un profesor de Tubinga, y un religioso jesuita y arzobispo de Buenos Aires, los Pontífices Benedicto XVI y Francisco, respectivamente. Puede asimismo medirse en la trascendencia de los temas, seleccionados de un vastísimo elenco, calificables casi todos entre los que más decisiva gravitación tienen y han tenido en las grandes disyuntivas culturales del cambio de milenio.

En efecto, los grandes textos de este libro, ordenados cronológicamente por sus años de publicación, permiten apreciar el vínculo de HUMANITAS con los acontecimientos y problemas de la sociedad en un momento determinado, confirmando a su vez la continuidad de una visión que trasciende el tiempo, que resulta consistente e iluminadora tanto ayer como hoy.

Que dicha confluencia, tan rica como global, tenga como soporte y vehículo una determinada publicación —como HUMANITAS— de una sola determinada universidad católica, ubicada geográficamente en lo que los antiguos llamaron el “finis terrae”, constituye desde luego un ejemplo raro, que puede justamente enorgullecer. Pero, a la vez, y sobre todo, es un estímulo extraordinariamente valioso para la Universidad en sí misma, como institución superior de educación y cultura, en la línea del sustancial llamado a la mayor “amplitud de la razón” (del logos), que formulara luminosamente Benedicto XVI en su célebre discurso de septiembre de 2006 en la Universidad de Regensburg.

Dada la excepcional repercusión y acogida que la revista ha alcanzado internacionalmente, HUMANITAS constituye una confirmación de que alta calidad y efectiva comunicación no se confrontan, sino que se potencian, siendo la Universidad el lugar en el que se dan las condiciones ideales para la materialización de este binomio.

Puestos a su lectura, es legítimo preguntarse, entre los 49 grandes textos que comprende este volumen, cuál de ellos representa más significativa y calificadamente el “programa” llevado adelante por HUMANITAS.

En un entorno caracterizado por el paradigma del eficientismo tecnocrático [3], en el que el hombre a menudo se ve disminuido o incluso desaparece comprendido como un mero objeto —un material de estudio cuya dimensión trascendente se descarta o simplemente se ignora—, no es descaminado afirmar que el texto seleccionado de las páginas de HUMANITAS 72 [4] —edición que conmemora el 125º aniversario de nuestra Universidad— es el que más hondamente permite saborear la perspectiva humanista cristiana de la revista, particularmente unificadora en el sentido sinfónico de la expresión. La de HUMANITAS, se entiende, no es una posición, en caso alguno, que se oponga al progreso técnico, sino una que se pregunta por su sentido, consciente de que, único en el universo creado, “el hombre supera infinitamente al hombre” (Pascal).

Como afirmara San Juan Pablo II en los inicios de su pontificado, “una fe que no se convierte en cultura es una fe no acogida en plenitud, no pensada en su totalidad, no vivida con fidelidad” [5]. Un principio que, años más tarde, reiteró el mismo Pontífice, al más alto nivel: “Toda cultura es un esfuerzo de reflexionar sobre el misterio del mundo y en particular del hombre: es un modo de manifestar la dimensión trascendente de la vida humana (...) El corazón de cada cultura está constituido por su acercamiento al más grande de todos los misterios: el misterio de Dios” [6].

No son hoy comunes las iniciativas editoriales que observen la relevancia de comunicar, a través de un periodismo cultural de carácter antropológico, la grandeza de una tradición común. Debo destacar, en tal sentido, la visionaria disposición de mis predecesores que, en el marco histórico de una época de cambios —que se avizora muy principalmente como “un cambio de época” [7]—, consideraron la necesidad de constituir un órgano que, alimentándose de la cultura cristiana en la que nació y permanece nuestra Universidad, se enfocase en contribuir a fortalecer esta cultura y en dialogar desde ella con la sociedad y el mundo en torno. No en vano lo propio de una universidad católica es el diálogo entre la fe y la razón, diálogo en el cual el propio ejercicio de la razón se entiende animado por la fe.

Revista HUMANITAS, porque nació en su contexto, participa del plan delineado a las universidades católicas por la Constitución Apostólica Ex corde Ecclesiae y, en sus circunstancias particulares, realiza la esperanza depositada en aquella constitución. Comunica a través de sus páginas y de diversas iniciativas, a la comunidad universitaria y a la opinión pública en general —y así esperamos siga por muchos años—, la necesidad de leer la verdad de la humanidad, de todas sus obras y acontecimientos, a la luz del Verbo Encarnado y del tesoro de la tradición de la Iglesia.


Notas

[1] Así en la todavía reciente IV Conferencia General del Celam, presidida por San Juan Pablo II en Santo Domingo, en octubre de 1992, donde le fuese encargado abordar ante el plenario precisamente el tema de la cultura.
[2] Humanitas 50, Editorial “Humanitas nombre que revela un programa”, por Juan de Dios Vial Correa.
[3] Encíclica Laudato si’ n. 189, por Papa Francisco.
[4] Humanitas 72, “¿Qué es el hombre?”, por Joseph Ratzinger.
[5] Discurso a los participantes en el congreso nacional de Movimiento eclesial de compromiso cultural. 16 de enero de 1982, por Juan Pablo II.
[6] Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, 5 de octubre de 1995, por Juan Pablo II.
[7] Discurso durante el encuentro con el episcopado brasileño, Río de Janeiro, 27 de junio de 2013, por Papa Francisco.

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En el curso del año 1995 la autoridad superior de la Pontificia Universidad Católica de Chile reparó en la conveniencia de fundar una nueva publicación que, nacida en el seno de la comunidad universitaria y provista con el sello del pensamiento católico, se proyectase tanto a dicha comunidad como a la opinión pública en general.

En enero de 1996 se publicó así el primer número de HUMANITAS, Revista de Antropología y Cultura Cristiana cuyo objetivo quedó expresado en el decreto de rectoría que lo fundaba: ser "un órgano de pensamiento y estudio que busque reflejar las preocupaciones y enseñanzas del Magisterio Pontificio" (Decreto de Rectoría n° 147/95, visto 2°). Para el entonces Presidente del Pontificio Consejo de Cultura, Cardenal Paul Poupard, sería ésta una contribución "decisiva a la tarea de inculturación de la fe y de evangelización de la cultura en que la Iglesia tanto se juega en el momento actual", expresó en carta dirigida al rector de la Universidad.

Los muchos ejemplares de las ediciones de HUMANITAS publicados desde entonces, que circulan y son consultados en bibliotecas de universidades, colegios o de personas -en Chile y en el extranjero- dan hoy testimonio de la oportunidad de esta iniciativa. Como advirtiera el artículo editorial del primer número de la revista, sus lectores pueden reconocer a través de sus páginas la importancia que la Universidad y los editores quieren dar a la reflexión antropológica impregnada de humanismo cristiano, en tiempos dominados por un pragmatismo inmediatista y por una reflexión en que se omite el sentido de lo trascendente

Continuando con el objetivo que le diera origen, y ya con dos décadas de existencia, Revista HUMANITAS tiene particular empeño en dar cada vez mayor amplitud y desarrollo a su portal www.humanitas.cl.

Con ello desea hacer más extensiva su labor y proporcionar nuevas herramientas de estudio y de formación a sus suscriptores y lectores habituales, y a todos quienes la visitan.

Asimismo, su edición digital en lengua inglesa puede ahora ser leída sin costo y sin registro previo en la dirección www.humanitasreview.com

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