Javier Cercas
Penguin Random House
Argentina, 2025
485 págs.
Javier Cercas, novelista español de gran reconocimiento internacional, traducido a más de treinta idiomas, que ha recibido importantes y numerosos premios literarios, con doce novelas y seis ensayos a su haber y que en el prolegómeno del libro se presenta como ateo, anticlerical, laicista militante, racionalista contumaz e impío riguroso, comienza su obra relatando que, luego de ser invitado junto a un grupo de creadores por el Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede a un encuentro con el Papa Francisco en la Capilla Sixtina con motivo de la celebración de los cincuenta años de la apertura de la colección de Arte Moderno y Contemporáneo en los Museos Vaticanos, para su gran sorpresa es contactado por la editorial de la Santa Sede. La invitación que se le hace consiste en que escriba un libro sobre el muy próximo viaje del Papa a Mongolia, acerca del Papa mismo, sobre la Iglesia, sobre el Vaticano, o sobre lo que él quiera, para lo cual le abren las puertas del Vaticano –lo que se hace por primera vez con un escritor– a fin de que hable con quien quiera y pregunte lo que quiera. Más aún, en su primer encuentro con su Santidad este le dice que cuenta con su apoyo para escribir el libro y que escriba lo que quiera.
Continúa relatando el autor que, luego de meditarlo y consultarlo mucho, acepta el desafío, pero con una condición: que pueda hablar a solas con Francisco para preguntarle si existe la resurrección de la carne y la vida eterna. Si, en la otra vida, su madre enferma de 92 años volverá a ver a su padre ya fallecido. Que eso quiere preguntarle al Papa, para poder llevarle la respuesta a su madre.
Se trata de un texto no tradicional que contiene varios géneros literarios a la vez –biografía, autobiografía, ensayo, crónica y novela de suspenso– que el autor desarrolla y mezcla magistralmente.
Describe los hitos esenciales y polémicos de la biografía de Jorge Mario Bergoglio y los aspectos más relevantes, inéditos y exóticos de su pontificado, para ya al final de la obra, rememorando el Cristo de Elqui de Nicanor Parra, que ha citado al comienzo de aquella, emite el autor, de tan particular forma, la opinión que se ha formado del Papa Francisco.
Expone el escritor el por qué se convirtió en ateo después de perder la fe en la adolescencia leyendo a Unamuno y después a Nietzsche y Russel; el por qué se convirtió en escritor; y que conoció la angustia, que lo acompaña siempre, en el momento que perdió a Dios.
Prácticamente todo el texto tiene pinceladas de ensayo, a saber: al referirse a la literatura como instrumento de conocimiento; al señalar los claroscuros de la Iglesia católica en el transcurso de la historia y su carácter inseparable de la cultura occidental; al citar el primer documento papal de Francisco, “La Alegría del Evangelio”; al indicar que lo que define al cristianismo es su creencia en el más allá, en la resurrección de la carne y la vida eterna; cuando dilucida si el Papa es o no de izquierdas o de derechas; cuando trata las palabras que definen al papado de Francisco –misericordia, periferia, alegría, discernimiento, anticlericalismo y sinodalidad–; y a través de sus extensas conversaciones con el jesuita muy cercano al Papa Antonio Spadaro, director de la revista La Civiltà Cattolica; con el cardenal José Tolentino, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, y con otros miembros de la Curia.
Muy interesante es la crónica que hace Cercas de su viaje en el avión papal junto a los vaticanistas a la capital de Mongolia, periplo de especial significado para Francisco por el hecho de sobrevolar territorio chino. Asimismo, tremendamente ilustrativa es la narración de las actividades realizadas por el Papa en Ulán Bator y de la esforzada labor que misioneros católicos, hoy con el cardenal Giorgio Marengo a la cabeza, cumplen desde hace más de veinte años en ese país de menos de mil quinientos católicos.
El relato de la conversación a solas del autor con Francisco y la respuesta que este le dio a la pregunta acerca de la vida eterna, que queda develada al final de la obra, constituye un verdadero thriller.
A nuestro parecer es un libro que no puede dejar indiferentes a los católicos, y lo que lo hace muy particular, tampoco a los agnósticos y a los ateos. Un libro para releer, meditar, comentar, recomendar y regalar.