Ronald Bown (ed.) 

Eunsa 

Santiago, 2025 

273 págs. 

En medio de una sociedad que enfrenta un creciente desafío de ansiedad y vacío existencial entre los jóvenes, surge este libro que busca aportar al panorama educativo con un mensaje de profunda esperanza: Educar para la vida. Experiencias en la enseñanza de Religión. La publicación reúne la experiencia de 18 profesores de Religión –17 chilenos y un español– que comparten en conjunto varias décadas de experiencia en la tarea de la enseñanza de Religión. 

El contexto actual es especialmente desafiante. La Encuesta Nacional Bicentenario UC 2022 muestra un descenso en la adhesión al catolicismo en Chile, del 70% en 2006 al 48% en 2022. Sin embargo, lejos de lamentarse ante estas cifras, los autores transforman este desafío en una oportunidad brillante para renovar y revitalizar la enseñanza religiosa, adaptándola a las necesidades de los estudiantes contemporáneos.

A través de sus doce capítulos, el libro se convierte en una hoja de ruta inspiradora para todo educador comprometido con la formación integral de sus alumnos. Desde la planificación didáctica hasta la centralidad de Cristo en el mensaje educativo, cada sección ofrece herramientas concretas y experiencias probadas que renuevan la esperanza en el poder transformador de la educación religiosa. 

El profesor de Religión emerge en estas páginas con una misión que trasciende la mera transmisión de conocimientos para convertirse en un guía que acompaña a los jóvenes en su búsqueda de sentido. En un mundo donde abundan las respuestas superficiales, los profesores de Religión pueden iluminar el camino hacia las verdades más profundas que alimentan el alma humana. 

La asignatura de Religión, lejos de ser un vestigio del pasado, se revela como un espacio privilegiado donde los estudiantes pueden encontrar respuestas a sus inquietudes más profundas. Como confirma el estudio longitudinal de Harvard dirigido por Robert Waldinger, la auténtica felicidad radica no en el éxito material, sino en las relaciones significativas –con los demás, con uno mismo y con Dios–. La clase de Religión se convierte así en un laboratorio donde los jóvenes aprenden a cultivar estas conexiones esenciales para una vida plena. 

Por ejemplo, en el capítulo dedicado a “La centralidad de Cristo”, se nos presenta a Jesús con una presencia viva y transformadora. Como recuerda el Papa Francisco en la Evangelii gaudium: “Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte” (n. 164). Esta verdad, cuando se enseña Religión con autenticidad y pasión, tiene el poder de iluminar el horizonte existencial de cualquier joven. 

El enfoque práctico del libro resulta especialmente valioso. Los capítulos sobre recursos pedagógicos y actividades para la sala de clases ofrecen un rico repertorio de estrategias innovadoras que hacen de la clase de Religión un espacio dinámico y significativo. La inclusión de experiencias adaptadas a todos los niveles educativos –desde el jardín infantil hasta la educación media– demuestra que la formación espiritual puede y debe ser accesible para todos. 

La dimensión inclusiva de la obra merece especial reconocimiento. El capítulo dedicado a estudiantes con necesidades educativas especiales refleja una visión esperanzadora donde nadie queda excluido del mensaje liberador del Evangelio. Esta pedagogía del corazón nos recuerda que todos los seres humanos, sin excepción, están llamados a descubrir el sentido trascendente de su existencia. 

Educar para la vida nos invita a plantear la educación religiosa no como un complemento opcional, sino como el eje vertebrador que da coherencia a todo el proyecto educativo. En tiempos donde el sistema educativo tiende a privilegiar contenidos técnicos orientados solo al éxito profesional, este libro nos recuerda que la verdadera educación debe nutrir tanto la mente como el corazón y el espíritu. 

Los autores, desde su vasta experiencia en diversos contextos educativos, nos ofrecen un testimonio esperanzador: es posible transformar la clase de Religión en un espacio donde los jóvenes descubran no solo conocimientos, sino también sentido, propósito y trascendencia. Cada página del libro transmite la convicción de que, a pesar de los desafíos contemporáneos, la educación religiosa tiene un futuro prometedor si sabemos adaptarla a las necesidades de las nuevas generaciones. 

En última instancia, Educar para la vida es una invitación luminosa a todos los actores del sistema educativo –autoridades, directivos, profesores, padres y alumnos– 0 a reconocer y potenciar el papel insustituible de la educación religiosa en la formación de personas íntegras, capaces de construir un mundo más humano, justo y fraterno. Porque ¿de qué serviría que nuestros estudiantes alcancen todo el conocimiento del mundo si de paso olvidan el sentido de su propia existencia? 

 

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