De la Lectura de hoy, de la segunda Carta del Apóstol san Pablo a Timoteo (1,1-8), podemos destacar tres palabras que indican cómo se debe trasmitir la fe: “hijo”, “madre y abuela” y “testimonio”.

La primera palabra es hijo. Pablo “engendra” a Timoteo con la locura de la predicación, y esa es su paternidad. Le llama “hijo querido”, pero también habla de lágrimas, porque Pablo no adorna su anuncio con medias verdades. Lo hace con valentía. Y eso es lo que hace de Pablo padre de Timoteo. Por eso la predicación no puede ser tibia. De hecho, siempre la predicación —permitidme la palabra— “abofetea”, es un bofetón, un guantazo que te remueve y te lleva adelante. Pablo mismo dice: “La locura de la predicación”. Es una locura, porque decir que Dios se hizo hombre y luego fue crucificado y después resucitó… ¿Qué le dijeron a Pablo los habitantes de Atenas? “Bueno, ya te escucharemos otro día”. Siempre, en la predicación de la fe, hay una pizca de locura. Y la tentación es el falso sentido común, la mediocridad: “Bueno, no exageremos, tampoco es para tanto…”. ¡Eso es la fe tibia!

La segunda palabra es testimonio. La fe debe trasmitirse con el testimonio, que da fuerza a la palabra. “¡Mirad cómo se aman!”, decían de los primeros discípulos, reconociendo en eso que eran cristianos. Hoy, uno va a cualquier parroquia, y oye qué dice este de aquel o del otro…, y en vez de decir cómo se aman, dan ganas de decir: “¡Cómo se despellejan!”. ¡La lengua es un cuchillo para despellejar al otro! ¿Cómo puedes trasmitir la fe con un aire tan viciado de chismorreos y calumnias? ¡No, buen ejemplo! “Mira, ese nunca habla mal del otro; aquel hace esta obra de caridad; el otro, cuando hay algún enfermo, va a visitarlo… ¿Por qué lo hacen? Surge la curiosidad: ¿por qué esa persona vive así? Con el ejemplo nace la pregunta del porqué allí se trasmite la fe: porque tiene fe, porque sigue las huellas de Jesús. De ahí, el daño que hace el anti-testimonio, el mal ejemplo: quita la fe, debilita a la gente.

Madre, abuela: la maternidad es la tercera palabra. La fe se trasmite en un seno materno, el seno de la Iglesia, porque la Iglesia es madre, la Iglesia es femenina. La maternidad de la Iglesia se prolonga en la maternidad de la madre, de la abuela. Conocí en Albania a una monja que durante la dictadura estuvo en la cárcel, pero de vez en cuando los guardias la dejaban salir un poco, y ella paseaba a lo largo del río, mucho; tanto que la dejaban ir, pensando: “¿Qué va a hacer esa pobrecilla?”. En cambio, ella era lista y las mujeres, sabiendo cuando salía, le llevaban a sus hijos y ella los bautizaba a escondidas con el agua del río. Un bonito ejemplo. Y yo me pregunto: ¿las madres, las abuelas, son cómo estas dos de las que habla Pablo: “tu abuela Loide y tu madre Eunice” que te trasmitieron la fe, la fe sincera? “Bueno, sí, ya aprenderá cuando vaya a la catequesis”. Os digo que me causa tristeza cuando veo niños que no saben hacer la señal de la Cruz; saben que deben hacer algo, y hacen un garabato, porque les falta la madre y la abuela que se lo enseñe. Cuántas veces pienso en las cosas que se enseñan en la preparación al matrimonio. A la novia que será madre: ¿se le enseña que debe trasmitir la fe? Pidamos al Señor que nos enseñe como testigos, como predicadores, y también a las mujeres como madres, a trasmitir la fe.


 Fuente: Almudi.org

Últimas Publicaciones

En esta segunda oportunidad exclusiva de entrevistar a Austen Ivereigh*, Humanitas quiso saber por qué este periodista tenía claro de antemano que Robert Prevost sería el nuevo Papa y qué nos podía decir sobre su persona y proyección de su pontificado. Estuvo un mes en Roma, desde que se anunció la muerte de Francisco hasta que León XIV asumió. A una semana de regresar a su casa, estas son sus impresiones.
“¿Cómo encontrar el sentido de la vida en esta situación?”, pregunta Mons. Mourad. “Como Iglesia, estamos con ellos. Queremos sostener a las personas y a las familias que nos necesitan. Pero no podemos asegurarles un futuro pacífico”.
Para reconocer que todos juntos formamos la Iglesia Católica, se realizó el encuentro “Somos Iglesia” en el campus San Joaquín de la UC. Los jóvenes que asistieron participaron en charlas, conversaciones y oraciones que los motivaron a seguir viviendo su fe en el colegio.
Revistas
Cuadernos
Reseñas
Suscripción
Palabra del Papa
Diario Financiero