Ha transcurrido una década desde que tuvo lugar la V Conferencia general del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en Aparecida —santuario de la patrona de Brasil— en el mes de mayo de 2007.

HUMANITAS ha solicitado al copresidente de dicha asamblea y presidente entonces del CELAM, cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, que a modo de registro histórico, en una entrevista con este medio, haga el anecdotario y la la crónica de cómo tuvo lugar esta Conferencia, desde que primero se habló de ella hasta llegar a su conclusión.

La importancia de este registro histórico puede bien medirse al considerar que el Documento Conclusivo de Aparecida es reconocido como verdadera Carta Magna para la nueva evangelización del Continente, y como una proyección actualizada de la Doctrina Social de la Iglesia para toda Latinoamérica.1

—Ahora que se cumplen 10 años de la V Conferencia general del Episcopado latinoamericano celebrada en Aparecida y que aguardamos una próxima visita del Papa Francisco a Chile, ¿qué relación establecería Ud. entre los dos eventos?

—La Conferencia de Aparecida, que fue preparada con gran participación, y que posteriormente fue muy bien acogida en las diócesis de Latinoamérica, vive en el corazón y en el programa pastoral del primer Papa de nuestro continente, el Papa Francisco. Basta leer las conclusiones de la Conferencia, y la exhortación Evangelii gaudium para descubrir una profunda sintonía entre ambos documentos. No es de extrañar, ya que el cardenal de Buenos Aires, don Jorge Mario Bergoglio, presidió el comité de redacción de la V Conferencia, y participó activamente en su preparación.

 

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Lamentablemente, el 2025 se acerca a su fin y seguimos presenciando como el mundo continúa envuelto en múltiples guerras y conflictos. La Iglesia se hace parte desde la caridad, la presencia y la diplomacia, mientras en paralelo el Papa León va dando pasos en su pontificado. Estos meses hay nuevos santos y beatos, reconocimiento a mártires contemporáneos y muchas celebraciones de distintos motivos jubilares. La Iglesia en Latinoamérica, y especialmente en Chile, también ha estado activa, generando encuentros, propo- niendo acciones y siendo parte de la discusión de temas legislativos.
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