El padre Ker habló sobre la vida del beato Newman y la manera en que su pensamiento trasciende al día de hoy.

© Humanitas 90, año XXIV, 2019, págs. 82 - 89. 

John Henry Newman, conocido comúnmente como Cardenal Newman entre los católicos, es reconocido por su conversión y aclamado como una de las mentes más brillantes del siglo XIX. Es un prolífico escritor en los ámbitos de teología, filosofía y educación. De hecho, es un verdadero hombre de letras, un humanista en el sentido más completo de la palabra. Estas características como intelectual lo han ubicado entre los más influyentes filósofos y teólogos católicos modernos. Sin embargo, lo notable de su figura no es reducible a la claridad de su pensamiento: su grandeza humana también se basa en su gran amor a Dios y su enorme corazón para amar a otros.

El padre Ian T. Ker [1] es considerado el más ilustrado académico en lo que se refiere a la vida y obra del cardenal, con más de veinte libros a su haber en los que discute el vasto trabajo de Newman. En entrevista con Humanitas, el padre Ker habló sobre la vida del beato Newman, cómo su popular devoción se ha expandido por el mundo y la manera en que su pensamiento trasciende al día de hoy.


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—El nombre de Newman es reconocido en mayor parte por su conversión y sus logros intelectuales, especialmente entre aquellos con niveles más altos de educación. Pero, ¿cómo se relaciona su figura con la gente que no está familiarizada con cuestiones filosóficas o teológicas?

—Claramente hay cada vez más interés académico en él y su pensamiento, pero también hay una creciente atracción hacia él desde el común de la gente. Lo veo en mi parroquia, donde hay un busto de Newman y la gente frecuentemente se acerca a rezarle. En su caso, no es el trabajo académico lo que los ha atraído, sino que la santidad de su vida. Cada día son más los católicos que escuchan sobre su vida y descubren que le tocó sufrir de todas las maneras posibles: enfermedades, malentendidos, desconfianza, oposición y conflicto –tanto desde los anglicanos como de sus correligionarios católicos–, además de pérdidas de amigos, miembros de su familia y lugares familiares. Aquellos que sufren pueden verse reflejados en alguien que pasó por algo similar, a pesar de tener realidades distintas, porque saben que se dirigen a alguien que entenderá su dolor. Esta es una de las razones más poderosas que atraen a las personas a Newman, no su excepcional sabiduría teológica.

—Su nombre y figura se han hecho más conocidos en los últimos años, pero ¿qué se puede decir de la vigencia de la santidad de un sacerdote orador del siglo XIX en nuestros días?

—La beatificación produjo un gran cambio. Desde ese momento su reconocimiento como santo definitivamente creció en Gran Bretaña, pero sorprendentemente hay mucha más devoción hacia él en otros lugares (Estados Unidos, por ejemplo). Sin embargo, su devoción no es boyante en Birmingham. Esto no es extraño, ya que la veneración a él no es distinta a la que habría tenido Santo Tomás de Aquino en su tiempo.

Su espacio entre los santos ha ido creciendo, pero jamás será una figura popular como Madre Teresa de Calcuta u otros santos más universales. No obstante, siempre ha habido un gran reconocimiento de la santidad de Newman entre los católicos ingleses. Siempre fue considerado muy santo durante su vida, por católicos y no católicos, y cuando murió, miles de personas hicieron filas en las calles por horas para decir su último adiós junto al ataúd. Fue una pérdida nacional, por lo que gente de todo orden social y modo de vida le rindió homenaje.

En cuanto a la extensión de su devoción, puede que algo similar ocurra con la causa de Chesterton [2]. Lo menciono porque, como Newman, no existe un culto local, sino un mero interés por sus escritos, pero ese no es el caso en otros lugares, donde hay una verdadera devoción por él.

—Hay una tendencia a pensar sobre Newman como un santo inglés para el mundo angloparlante, pero se supone que los santos deben ser universales en su espíritu. ¿Cómo se ajusta él al modelo de santidad para la universalidad de la Iglesia Católica?

—El creciente interés en todo el mundo por su mérito teológico habla de la universalidad de su pensamiento. Hoy en día, existen sociedades de Newman en muchas partes del mundo, en Estados Unidos, Francia, Italia, Australia, España, e incluso Argentina, y algunas organizan con-ferencias regularmente para profundizar tanto en sus ideas como en su espiritualidad. El problema es que en muchos contextos intelectuales se ha vuelto un autor de prestigio, cuya obra es objeto de estudio académico, pero estos son estudiosos que escriben tesis o libros y no rezan mucho.

—Pero aquí volvemos a Newman como intelectual, cuya obra teológica y filosófica está fuera del alcance de muchos católicos. Lo mismo pasa con su lenguaje, que puede ser muy difícil para muchos creyentes laicos.

—No realmente. ¡Nadie podría ser más claro que Newman! Nunca usa términos técnicos. No es complicado en ese sentido. La única dificultad es su prosa victoriana, ya que hoy no estamos acostumbrados a las oraciones de más de media docena de palabras y él escribe con oraciones que son bastante más largas de lo que la gente usaría hoy.

Pero, a pesar de esto, es un escritor muy claro. No como leer a Karl Rahner, por ejemplo, ¡que es realmente difícil! Sí usa algunas palabras que son invento suyo, como “sentido ilativo”, pero no hay tecnicismos en sus escritos. No era pretencioso en la forma en que escribía, hacía lo que la gente de su época hacía. No hay dificultades de ese tipo.

Newman, el pastor

—Cada santo tiene un carisma, algo que los hace únicos. ¿Qué se puede decir del carisma de Newman, de lo que es único de él?

—Newman era una persona carismática que destacaba en muchas formas, aunque siempre intentó mantener un perfil bajo. Se convirtió en un líder natural del movimiento de Oxford no porque fuera nombrado para serlo ni nada por el estilo, sino simplemente porque tenía una personalidad muy atractiva. Era creíble y consistente. Tenía una mente brillante y un gran corazón, combinando ambos con mucha sensatez y rigor, si esa es la palabra correcta. Su gran fuerza interior le permitió enfrentar muchas oposiciones y conflictos en su vida.

—Hay otro lado en la vida de Newman que es menos conocida que su actividad intelectual y es su ministerio pastoral.

—Su ministerio pastoral era su más absoluta prioridad. Todo lo que hizo en Oxford y más tarde como sacerdote católico fue por las almas. No siguió la academia por el afán de ser un ilustrado académico, pero sí por el cuidado de las almas; todo lo que escribió fue por el cuidado de las almas. Una gran parte de su trabajo es la colección de sermones que dio durante su vida para audiencias bastante diversas. Esta dimensión no puede ser dejada de lado porque explica todo su trabajo.

Desde temprana edad sintió el llamado de Dios para salvar almas, considerando incluso unirse a alguna misión, pero sus condiciones de salud no se lo permitieron.

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Iglesia parroquial de St. Clement's, Oxford.

—Normalmente lo relacionamos al contexto de la universidad de Oxford, involucrándose con estudiantes y académicos de clase media alta, pero no lo representamos como un párroco rural y en áreas de clase obrera. Esta dimensión parece no ser tan conocida.

—Es bastante conocida para quienes saben más sobre él. Sirvió como diácono anglicano en la pequeña parroquia rural de St. Clement’s en Oxford, que contrastaba con el público selecto que tenía en St. Mary’s. Mientras estuvo ahí visitó a todas las familias del villorrio y pasó largas horas enseñando catecismo a niños y atendiendo a los enfermos. Algo similar pasó después cuando se mudó a Littlemore. Después de ser or-denado sacerdote, estableció un Oratorio en Birmingham, que comenzó en Ulster Street, justo en el centro. Aquí trabajó con gente muy pobre, en su mayoría inmigrantes irlandeses, quienes no habrían estado en muy buenas condiciones. Hoy pensaríamos en este lugar como un barrio marginal del tercer mundo.

Luego, la Congregación Oratoria se cambió a Edgebaston, que era un área con menos necesidades y más de clase media. Aún así, cuando una peste golpeó la región de los Midlands, se ofreció para ir donde fuera necesario para servir como sacerdote, pero la epidemia terminó antes de que pudiera ir. De todas maneras trabajó en el mortuorio de Birmingham. Él sabía que podía haber muerto ahí. En este sentido, no era un sacerdote intelectualista en una universidad o seminario, sino que siempre estuvo en un contexto pastoral.

Su pensamiento y obra

—Se ha sugerido que tanto como la Summa de Santo Tomás estuvo presente en el Concilio de Trento, la obra de Newman se hizo parte del Concilio Vaticano II. ¿Se puede hacer esta analogía?

—El contenido de la Summa ciertamente estaba en el corazón del Concilio de Trento, pues sirvió como la base para la definición de los dogmas. Así, aunque Santo Tomás no estaba, estaba presente de alguna forma también. De la misma manera, Newman, aunque obviamente no estaba en el Concilio Vaticano II, estaba bastante presente a través de su obra. En su caso, su desarrollo teológico fue en su mayor parte derivado de los Padres de la Iglesia, por lo que, si fuéramos a hacer la analogía, la presencia de la Summa en Trento se igualaría a la de la obra de los Padres en el Concilio Vaticano II.

He sostenido por mucho tiempo que el Cardenal Newman puede ser equivalente a lo que fue San Roberto Belarmino para la era post-tridentina.

De igual manera en que Berlarmino es considerado Doctor de la Iglesia en relación al Concilio de Trento, Newman será visto como el Doctor de la Iglesia en relación al Concilio Vaticano II. Podría bien ser considerado como una figura clave en su comprensión y como el teólogo por excelencia del período post conciliar. Creo que esta aseveración ha sido lo que ha provocado más interés en mi libro Newman on Vatican II entre los estudiantes, público general y en las reseñas que se han hecho.

—En el momento de la beatificación muchos cristianos se preguntaron qué podía ser lo que lo hacía digno de beatificar si “no había hecho nada”. Cuestionaron su mérito para recibir ese reconocimiento de la Iglesia Católica.

—Bueno, ¡escribió libros! ¡Libros notables sobre una gran variedad de materias! Entre estos varios ya se han convertido en clásicos. Sus escritos hicieron una enorme contribución teológica a la doctrina católica, iluminando varios aspectos del Catolicismo que no se habían desarrollado antes. Expandió el conocimiento que tenemos hoy de la doctrina, la Iglesia, la fe, por eso es que es muy probable que se le nombre Doctor de la Iglesia después de canonizado. Es a través de sus escritos que ha hecho milagros de otra naturaleza; cientos de personas en todo el mundo se han convertido al leer a Newman, y eso revela un alto grado de santidad.

La canonización

—En el momento de la beatificación había muchas aprensiones sobre él. ¿Cómo ha cambiado esto y qué encontraremos ahora que es considerado de mejor manera como santo?

—La actitud hacia Newman desde la beatificación ha cambiado muchísimo, por lo que es posible que la canonización no tenga tanta oposición como la beatificación. Se sabía poco sobre él en ese entonces, pero ahora la santidad de su vida se ha vuelto más evidente y la conexión de los ingleses con Newman se ha hecho más cercana.

Los alegatos sobre su condición homosexual que causaron tanto ruido en el momento de su beatificación han sido completamente descartados, ya que en sus escritos autobiográficos se encuentran varios pasajes que demuestran lo contrario. La recolección de estos extractos ha sido concluyente en probar que era heterosexual. Ahí hay material para todo aquel que traiga el tema a colación otra vez.

—Hemos oído que el proceso de canonización va bien. ¿En qué etapa se encuentra ahora?

—La beatificación generó una ola más global de devoción a Newman y causó que se abrieran más las cosas, especialmente cuando la gente se enteró de su milagro. Hasta hace una década más o menos no había hecho ningún milagro, al menos ninguno del que supiéramos. El primero se descubrió después de un programa de televisión en EWTM y Jack Sullivan, que estaba viendo la entrevista en Massachusetts, decidió empezar a rezarle a Newman sobre una severa condición en su columna y fue sanado milagrosamente. Jack, quien es diácono hoy, se sintió profundamente inspirado por el sufrimiento de Newman durante su vida. Luego, su caso sirvió como milagro para la beatificación.

Y ahora hay un segundo milagro bien documentado que entiendo ha sido aprobado por el panel médico de la Congregación para las Causas de los Santos en Roma3. Este es el caso de una señora en Chicago que también fue sanada después de rezarle a Newman tras ver un programa de televisión en que yo estaba siendo entrevistado. En su caso, distinto al de Sullivan, ella se sintió inspirada por lo que dije sobre Newman: que no es una torre de marfil académica, sino que se edifica en realidades pastorales.

Traducción de Ana María Neira. 


Notas

[1] El padre Ker es un miembro retirado de la Facultad de Teología de Oxford.
[2] El padre Ker ha estudiado la vida y obra de Chesterton y publicó G.K. Chesterton: A Biography con Oxford University Press en 2011 (ISBN-13: 978-0199655762).

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