Tras decreto firmado por el presidente turco Erdogan que anula dictamen de 1934 que la convertía en museo.

El viernes 10 de julio Recep Tayyip Erdogan, presidente de la República de Turquía, firmó el retorno al culto musulmán de la antigua basílica de Santa Sofía, luego de que se anulara el dictamen judicial de 1934 de su conversión en museo.

Historia de Santa Sofía

La Basílica de Santa Sofía se construyó en el siglo VI durante el reinado del emperador Justiniano en Constantinopla, y fue uno de los principales lugares de culto cristianos y la iglesia más emblemática para los ortodoxos. Los turcos otomanos la arrebataron al cristianismo en 1453, tras la conquista de Constantinopla y del Imperio Romano de Oriente, y la convirtieron inmediatamente al culto islámico. En el momento de la toma de la ciudad, llamada “la Fetih” en la que el sultán fue a celebrar la victoria en Santa Sofía, transformándola ipso facto en una mezquita. Este gesto confirió un carácter sagrado y musulmán a la basílica, que se convirtió en un símbolo del islam turco, aunque, paradójicamente, se le dejó su nombre griego y cristiano, Aya Sofía. Muchos mosaicos fueron cubiertos de yeso y a la construcción se le sumaron elementos de la arquitectura islámica como los minaretes y el mihrab de mármol.

Tras la caída del Imperio Otomano y la proclamación de la República de Turquía en 1923, Atatürk, fundador y primer presidente de la República de Turquía, decidió en 1934, ante gran escándalo de los clérigos, “secularizar” Santa Sofía, transformándola en un museo, en respeto por los cristianos que vivían allí.

 

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El mosaico más conocido es Cristo pantrocrátor

 

La demanda de devolución de esta basílica del siglo VI al culto musulmán ha cobrado fuerza desde 1953, cuando se celebró el quinto centenario de la toma de Constantinopla. Entre los años 2005 y 2020 el Consejo de Estado había rechazado tres peticiones para la conversión del lugar en mezquita. El pasado 23 de marzo sus minaretes fueron utilizados para llamar a la oración islámica. Algo que ya ocurrió el 3 de julio de 2016, la primera vez en 85 años.

El presidente Erdogan no escondió nunca su intención de devolver el culto islámico a la basílica como parte de sus planes de revitalización de Turquía como nación islámica.

Luego de que el Tribunal Supremo dictaminara que la conversión del edificio en museo fue ilegal, el Gobierno turco decidió que Santa Sofía volverá al culto musulmán como mezquita a partir del 24 de julio, para lo cual deberán tapar los mosaicos cristianos bizantinos, que representan a Cristo Pantocrator y a la Virgen María, que se sacaron a la luz tras diferentes obras de restauración.

Por el momento, los trabajos se centrarán en encontrar un sistema que permita ocultar temporalmente un mosaico de la Virgen con el Niño acompañados por el arcángel San Gabriel que se encuentra en la semi bóveda del ábside principal de la basílica, justo encima del mihrab que señala la dirección de la ciudad de la Meca y desde donde el imam dirigirá el rezo.

Los efectos de la decisión en el diálogo interreligioso

Según el director de estudios del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos de Roma (PISAI), Fr. Jason Welle, la decisión del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, de convertir Santa Sofía de Estambul en una mezquita podría “poner en grave peligro el diálogo interreligioso”, explicando que “el peligro reside en que los participantes en el diálogo interreligioso necesitan un respeto recíproco y muestras de reverencia hacia la dignidad del otro y de respeto a las personas”.

En este sentido, “la reacción de muchos cristianos ante este paso ha sido interpretarlo como una demostración de poder del presidente de Turquía que utilizó una iglesia histórica cristiana, luego convertida primero en mezquita y después en museo, para sus juegos de poder y dedicarla únicamente al culto islámico”.

El cambio del status neutral de Santa Sofía ha empeorado las ya maltrechas relaciones entre el gobierno turco y las autoridades religiosas cristianas ortodoxas. La Iglesia Ortodoxa Griega, cuya sede se encuentra precisamente en Constantinopla, señaló que el uso de la basílica como “un trofeo y un símbolo de conquista” genera “fuertes protestas y frustraciones entre los cristianos de todo el mundo, además de dañar a Turquía de diversos modos”.

Además, el metropolita Hilarión, responsable del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú, advirtió que “cualquier intento de modificar el actual estado de Santa Sofía, que es ahora un museo, supondrá la violación de frágiles equilibrios interreligiosos que se han mantenido hasta ahora”.

Por su parte, el Consejo de Iglesias de Oriente Medio emitió un comunicado en el que señala que convertir Santa Sofía en mezquita es “un ataque contra la libertad religiosa” dado “el histórico simbolismo que representa la iglesia de Santa Sofía”.

El Patriarca Caldeo, el Cardenal Louis Raphael Sako, declaró a la agencia Asia News que este movimiento es “muy triste y doloroso” y lamentó que “el presidente turco no haya considerado el respeto de los sentimientos de los miles de millones de cristianos en el mundo, olvidando lo que ellos han hecho por los musulmanes”.

Aunque en el mundo islámico el respaldo a esta decisión de Erdogán es mayoritario, también se han alzado voces entre los musulmanes que lamentan el cambio del statu quo de Santa Sofía.

En una nota difundida por la agencia Fides, tres intelectuales turcos musulmanes, seguidores de la corriente islámica reformista kemalista, Nazif Ay, Mehmet Ali Öz y Yusuf Dülger, definieron como “un error grave e irresponsable” eliminar la neutralidad religiosa de Santa Sofía garantizada por su funcionamiento como museo. La conversión en mezquita de una iglesia construida por cristianos ortodoxos “ofenderá a los no musulmanes y dará espacio a la islamofobia y al odio contra el islam”, aseguraron los intelectuales turcos.

 

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Mosaico bizantino con la Virgen María sosteniendo al niño Jesús de frente

 

Pero, quizás, la declaración islámica contraria a la apertura de Santa Sofía como mezquita más relevante es la del secretario general del Alto Comité para la Fraternidad Humana, Mohamed Abdel Salam, que también es consejero especial del gran imam de Al Azhar, Ahmed Al Tayeb, la máxima autoridad dentro del islam suní.

Abdel Salam firmó una carta dirigida al presidente Erdogan en la que reclama que Santa Sofía sigua siendo un “lugar de apertura, de encuentro y de inspiración para personas de todas las naciones y religiones”. Además, hace un llamado a “evitar las divisiones y que se promueva el respeto y la comprensión recíproca entre todas las religiones”.

Esta carta acompaña una declaración del Alto Comité en la que se pide evitar “cualquier paso que pueda minar el diálogo interreligioso y la comunicación intercultural y que pueda crear tensiones y odio entre los fieles de las diferentes religiones, confirmando la necesidad de la humanidad de dar prioridad a los valores de la convivencia”. Los lugares de culto, continúa el comunicado, no deben “usarse de forma que puedan contribuir a la segregación y a la discriminación en un momento en el que el mundo tiene la necesidad de dar respuesta al llamado de solidaridad humana y fortalecer los valores de convivencia”.

El Alto Comité para la Fraternidad Humana es un organismo constituido por representantes de diferentes religiones creado a raíz del Documento sobre la Fraternidad Humana, firmado en Abu Dabi el 4 de febrero de 2019 por el Papa Francisco y Ahmed Al Tayeb.

Fr. Jason Welle señaló que también es importante ver esta decisión desde el punto de vista musulmán, que ve Santa Sofía como un lugar en el que se practicó el culto islámico durante siglos y que, en un momento dado, se prohibió ese culto.

Fr. Jason Welle recordó que Santa Sofía “se construyó como casa de oración y, desde su conversión en museo en 1934, dejó de ser casa de oración”.

Insistió en que “Santa Sofía no debería ser un decorado para hacerse un selfi, un almacén de arte o una arquitectura desposeída de su contexto de lugar sagrado. En este sentido, ¿cómo puede afectar al diálogo? Si los musulmanes de Estambul pueden rezar en este lugar de modo que inviten a quien la visite, sean cristianos, sean judíos o sean ateos, a quien reconozca la sacralidad del lugar, pues este fue un lugar de oración durante siglos, eso podría ser positivo”.

Por ello, frente a la inicial reacción de indignación de los cristianos, invitó a “dejar espacio a la esperanza”.

Reacción del Papa

Tras la decisión, el Papa Francisco mantuvo una conversación telefónica con la presidente de Grecia, Katerina Sakellaropoulou, sobre la decisión del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, de convertir la histórica basílica de Santa Sofía de Constantinopla en una mezquita.

En la llamada entre el Pontífice y la mandataria griega, que tuvo lugar el pasado 20 de julio, la presidente Sakellaropoulou pidió al Pontífice que “emplee su influencia para advertir a la comunidad internacional sobre la conversión de Santa Sofía en una mezquita”, según afirmó en un mensaje publicado en su perfil oficial. En la conversación, “subrayé que esta decisión de Turquía erosiona los cimientos de la tolerancia y profundiza la brecha entre culturas y religiones”.

El domingo 12 de julio, durante el rezo del Ángelus desde el Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa Francisco aseguró sentirse “muy dolorido” por Santa Sofía. Como respuesta, Erdogán invitó al Santo Padre a la ceremonia de reapertura de Santa Sofía como mezquita.


Fuente: Aciprensa 

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