Con varios eclesiásticos tras las rejas por su oposición al gobierno y otros miembros de la Iglesia deportados o expulsados del país, se intensifica el hostigamiento y persecución por parte del régimen Ortega-Murillo a la Iglesia, en gran parte por su oposición a un gobierno cada vez más autoritario, que se ha mantenido en el poder ininterrumpidamente desde 2007.

 

 Sacerdotes y seminaristas entre los 222 deportados a Estados Unidos

Las autoridades de Nicaragua deportaron el pasado jueves 9 de febrero a 222 presos políticos, entre ellos cinco sacerdotes (Óscar Benavides, Ramiro Tijerino, Sadiel Eugarrios, José Díaz y Benito Martínez), un diácono (Raúl Vega), dos seminaristas (Melkin Centeno, Darvin Leyva) y dos servidores de los medios de comunicación de la Diócesis de Matagalpa (Manuel Obando y Wilberto Astola) que recibieron acusaciones de “conspiración”. Los deportados fueron declarados “traidores de la patria” y les suspendieron sus derechos ciudadanos de manera perpetua, perdiendo de esta manera su nacionalidad nicaragüense. El 4 de febrero el P. Benavidez fue condenado a 10 años de cárcel, mientras que los demás habían sido condenados, el 6 de febrero, a 10 años de cárcel y 800 días de multa, acusados de conspiración y propagación de noticias falsas.

El destino de los presos deportados tras la sentencia del Tribunal de Apelaciones de Managua fue Washington D.C. (Estados Unidos). “Estados Unidos da hoy la bienvenida a 222 personas que habían sido encarceladas por el Gobierno de Nicaragua por ejercer sus libertades fundamentales y que han soportado largas detenciones injustas”, señaló en una declaración el Secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken.

Monseñor Rolando José Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y Administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí, se negó a formar parte del grupo de personas desterradas, pidió reunirse junto a los demás obispos antes de viajar y después se negó subir al avión, por lo cual fue recluido en la cárcel La Modelo de Tipitapa. En tanto dos sacerdotes del clero de la Diócesis de Granada, Manuel García y José Urbina, continuaron detenidos.

A su llegada a Estados Unidos, los sacerdotes celebraron una Misa en la parroquia San Marcos Evangelista, en Maryland, en la que pidieron seguir rezando por las familias en Nicaragua y por monseñor Rolando Álvarez. El padre Sadiel Eugarrios Cano, quien pronunció la homilía, aseguró que “los más de 200 nicaragüenses que hemos venido a este país, venimos con mucha incertidumbre, a buscar refugio en las familias, en la gente buena que nos ha recibido”. “Lastimosamente el mal se ha apoderado de algunos corazones que necesitan conversión y debemos orar por la salvación de las almas, no por la condenación”, recordó. Asimismo subrayó que “no hay que tener miedo”, sino “dar testimonio de nuestro Bautismo”.

El arzobispo de Miami, monseñor Thomas Wenski, anunció que recibirán con los brazos abiertos a los sacerdotes y seminaristas que fueron desterrados por la dictadura en Nicaragua, ofreciéndoles alojamiento a largo plazo. El Prelado explicó el 11 de febrero al periódico Florida Catholic que si bien al comienzo serán acogidos por familias nicaragüenses que radican en el país, luego pasarán de forma permanente al seminario universitario St. John Vianney, en Miami.

Condena de monseñor Rolando José Álvarez

El viernes 10 de febrero, un día después de la deportación de los 222 presos políticos, monseñor Rolando José Álvarez fue condenado a 26 años y cuatro meses de prisión en Nicaragua, acusado de ser “traidor de la patria”. Los cargos que se le imputaron fueron delitos de conspiración, propagación de noticias falsas, obstrucción de funciones agravadas y desacato a las autoridades. 

El Obispo Álvarez estaba detenido por las autoridades desde el pasado 19 de agosto de 2022 en arresto domiciliario, y desde el 9 de febrero en la cárcel La Modelo de Tipitapa, luego de negarse a abordar el avión.

La Ley 1145, al igual que una reforma constitucional que permite la pérdida de la nacionalidad de los sentenciados por “traición a la patria”, fue aprobada por la Asamblea Nacional de Nicaragua el mismo 9 de febrero.

Lamento del Papa Francisco

El 12 de febrero, tras el rezo del Ángelus, El Papa Francisco lamentó con dolor y preocupación la situación actual en Nicaragua. “Las noticias que llegan de Nicaragua me han entristecido mucho y no puedo dejar de recordar aquí con preocupación al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, a quien tanto quiero, condenado a 26 años de cárcel, y también a las personas que fueron deportadas a Estados Unidos.”, indicó el Santo Padre.

En esta línea, el Papa Francisco aseguró: “Rezo por ellos y por todos los que sufren en esa querida nación, y pido sus oraciones”. “Pidamos también al Señor, por intercesión de la Virgen Inmaculada, que abra el corazón de los responsables políticos y de todos los ciudadanos a la búsqueda sincera de la paz, que nace de la verdad, la justicia, la libertad y el amor, y se alcanza mediante el ejercicio paciente del diálogo”.

Por último, el Santo Padre pidió a los miles de fieles reunidos en el Vaticano rezar juntos a la Virgen un Ave María.

Tensiones entre la Iglesia y el gobierno

Las tensiones entre Ortega y la Iglesia han aumentado desde 2018, cuando Ortega acusó a los líderes de la Iglesia de intentar derrocarlo cuando algunos actuaron como mediadores con los manifestantes después de que las protestas que estallaron ese año dejaran 300 muertos. Monseñor Rolando Álvarez había formado parte de la comisión de diálogo de la Conferencia Episcopal de Nicaragua.

Las cosas se intensificaron el año pasado 2022 cuando el gobierno expulsó al embajador del Vaticano en Nicaragua, el arzobispo Waldemar Stanislaw Sommertag, así como a 18 miembros de las Misioneras de la Caridad.

Además de Álvarez, también han sido detenidos siete sacerdotes y dos colaboradores diocesanos de Matagalpa, y el gobierno ha llevado a cabo una fuerte represión a los medios católicos, cerrando varias estaciones de radio y canales de televisión, además de prohibir procesiones y peregrinaciones en el país.

En enero de este año el gobierno de Nicaragua detuvo a todo el grupo de personas que estaban con Álvarez al momento de su arresto, incluidos cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo, por cargos de traición a la patria y difusión de noticias falsas.

A principios de febrero un grupo de abogados civiles que representan a cinco de los sacerdotes que enfrentan cargos en Nicaragua anunciaron que los clérigos habían sido sentenciados a 10 años de prisión por cargos de conspiración contra el gobierno, sin embargo, cada uno de ellos estaba a bordo del avión que llevaba a los más de 200 detenidos a Washington.

Según la abogada e investigadora nicaragüense Martha Patricia Molina, citada en medios locales, desde noviembre de 2018 la Iglesia católica en el país ha sufrido cerca de 400 ataques del régimen de Ortega, que van desde golpizas, encarcelamiento, difamación, exilio y amenazas.

Las declaraciones del Papa Francisco el domingo 12 de febrero marcaron la primera vez que habla públicamente en nombre de Álvarez desde el arresto del obispo en agosto pasado.

Reacciones desde la Iglesia

Episcopados de diversas naciones han emitido contundentes declaraciones denunciando atropellos a los derechos humanos y repudiando la expulsión de las 222 personas del país centroamericano, así como la pena de 26 años de cárcel impuesta al obispo Rolando Álvarez.

El miércoles 8 de febrero, luego de la condena de 10 años para cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un laico de la Diócesis de Matagalpa (luego deportados a Estados Unidos), el presidente de la Comisión de Las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), cardenal Jean- Calude Hollerich, expresó su solidaridad a través de una carta dirigida al presidente del episcopado nicaragüense, el obispo Carlos Enrique Herrera Gutiérrez de Jinotega.

“Seguimos de cerca el desarrollo de la situación en Nicaragua, marcada por la persecución a la Iglesia Católica y sus fieles. Como obispos de COMECE estamos comprometidos a promover la libertad, la democracia y la justicia en Nicaragua a través de nuestro diálogo regular con los representantes de las instituciones de la UE”.

El Cardenal Hollerich pidió a las autoridades nacionales de Nicaragua que liberen de inmediato a Mons. Rolando Álvarez y los demás detenidos, acusados ​​falsamente de concierto para atentar contra la integridad nacional y de difusión de noticias falsas.

“En medio de circunstancias tan adversas, los testimonios de compromiso con nuestra fe en el Evangelio y el bien social común de nuestra amada iglesia en Nicaragua son admirables y no pasan desapercibidos”, dijo, al señalar que la fidelidad al Evangelio y al bien del prójimo es “ejemplo vivo y modelo a seguir en tantas otras situaciones de persecución que, lamentablemente, se multiplican en diversas partes del mundo”.

Por su parte, los obispos de la Conferencia Episcopal Española (CEE) expresaron en una nota su dolor por la “preocupante situación que se está viviendo en Nicaragua con el destierro de un numeroso grupo de sus ciudadanos a Estados Unidos y la condena del Obispo de Matagalpa, Mons. Rolando Álvarez, a 26 años de cárcel y la desposesión de su ciudadanía nicaragüense”.

El presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), monseñor Miguel Cabrejos, a través de un mensaje oficial publicado el 11 de febrero, alertó sobre el detrimento de los derechos de los fieles católicos, y manifestó su “solidaridad, cercanía y oración con y por el Pueblo de Dios y sus pastores. Desde la fe nos confortan las palabras del Evangelio: ‘Dichosos los perseguidos por vivir conforme al plan de Dios, porque de ellos es el Reino de los cielos’”.

El lunes 13 de febrero los obispos de América Latina ofrecieron una Misa en la Catedral de San Salvador, donde están los restos de San Óscar Romero, por las intenciones y la pronta libertad de monseñor Álvarez y varios sacerdotes nicaragüenses. La Misa se celebró en el marco de la apertura de la Asamblea regional de Centroamérica-México de la fase continental del Sínodo de la Sinodalidad.

Los obispos de Guatemala también expresaron “su solidaridad con monseñor Rolando Álvarez, pastor valiente y entregado a su pueblo y a sus ovejas, que enfrenta desde hace tiempo persecución y ahora condena por el régimen imperante en Nicaragua”.

En ese sentido ofrecieron su “oración a Dios Todopoderoso pidiendo por ese hermano país y por todos los que sufren en él, de manera especial por Monseñor Rolando Álvarez, para que el Señor le asista en la prueba y le dé fortaleza en este tiempo en que tan injustamente está siendo tratado”.

El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile, a través de una declaración, manifestó su solidaridad y oración con la Iglesia en Nicaragua. Los obispos señalaron que la condena es parte de un “procedimiento a todas luces injusto, arbitrario y desproporcionado contra el obispo Álvarez”, el que además “se suma a otras múltiples medidas aplicadas en los últimos meses contra fieles y organismos católicos: expulsión del Nuncio apostólico, expulsión de las religiosas Misioneras de la Caridad, destierro y encarcelamiento de sacerdotes, cierre de medios de comunicación. Todo esto en medio de diversas restricciones a las libertades civiles y políticas y el acallamiento de las voces disidentes del régimen, que se ha expresado el día de ayer en el destierro de más de 200 nicaragüenses de su país”.


 Última actualización: La tarde del martes 21 de febrero el mandatario nicaragüense dirigió sus críticas al liderazgo del catolicismo en una cadena nacional en memoria del asesinato de Sadino. Catalogó a sacerdotes, obispos y papado como "una mafia". Fuente: El País 

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