Este 22 de agosto queremos dar voz a las muchas víctimas que hemos conocido a través de nuestro trabajo con los cristianos perseguidos.

En 2019 la Asamblea General de la ONU proclamó el 22 de agosto como Día Internacional en Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Basados en la Religión o las Creencias. Según el informe “Libertad Religiosa en el Mundo” de la fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), publicado en abril de 2021, la situación ha empeorado estos dos últimos años vividos en pandemia. ACN advierte con gran preocupación sobre continuas violaciones, actos de violencia y acoso por motivos religiosos en al menos 26 países del mundo.

Este 22 de agosto queremos dar voz a las muchas víctimas que hemos conocido a través de nuestro trabajo con los cristianos perseguidos.

El Informe de Libertad Religiosa nos muestra cómo este derecho humano primordial es cada vez más precario y que muchos sufren su vulneración, llegando a ser una realidad diaria para dos tercios de la población mundial. La persecución no es sólo a los cristianos, sino a todas las minorías religiosas, pero –desgraciadamente- los cristianos son los más afectados. 

Uno de los países donde la libertad religiosa se ve vulnerada es Pakistán. En este país asiático las minorías religiosas sufren bajo una triple presión: el Estado, grupos extremistas islamistas y un sentimiento popular de supremacía étnico-religiosa. El padre Emmanuel Yousaf, socio de proyectos de Ayuda a la Iglesia que Sufre y director de la Comisión Católica de Justicia y Paz (CCJP), explica la situación de las víctimas y la importancia de medidas internacionales, como la resolución sobre las leyes sobre la blasfemia en Pakistán por la Unión Europea a finales de abril de 2021.

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Desde la comisión católica justicia y paz el Padre Emmanuel Yousaf y sus colaboradores se ocupan en estos momentos de doce casos de acusados de blasfemia. De ellos, 11 víctimas son cristianas y 1 es hindú. Como muestran los datos, los casos de blasfemia afectan en un 52% a las minorías religiosas y a los cristianos en específico en un 14,5% de los casos; sin embargo, la comunidad cristiana representa menos del 2% de la población. Por eso, proporcionalmente este número es muy alto.

“La acusación falsa a una persona no solo afecta a la víctima y a su familia –nos señala- sino a toda la localidad y al vecindario: incluso sus casas e iglesias son atacadas e incendiadas y lo que es aún más terrible, una víctima falsamente acusada, incluso después de ser absuelta, no puede regresar a su barrio o incluso a su ciudad de origen. Las vidas de estas víctimas están amenazadas para siempre y muchas han sido asesinadas”.

pakistan familia acusada de blasfemia

Familia de Pakistán acusada de blasfemia 

La pandemia y las redes sociales han sido nuevos detonantes que han provocado un alarmante aumento de acusaciones de blasfemia en los últimos años. Otro motivo de preocupación es que, mientras que en el pasado la mayoría de los casos solían darse en la zona rural, donde alguien acusaba a otro de blasfemia por un ajuste de cuentas personal o para obtener tierras o propiedades, ahora estamos presenciando un aumento en las zonas urbanas, donde se están registrando casos contra sectores educados de la sociedad como estudiantes, enfermeras, médicos y muchos otros ámbitos profesionales. Esto es motivo de preocupación por el hecho de que indica que la radicalización religiosa va en aumento y, por lo tanto, hay un mayor empeño por parte de la mayoría en obligar a los demás a convertirse o a adoptar su ideología, y cuando estos se niegan a hacerlo, se los acusa falsamente de blasfemia.

Tanto en Pakistán como en otros lugares del mundo es necesario iniciar procesos de diálogo que nos enseñen a convivir y que sin importar la religión que profesamos tenemos los mismos derechos ciudadanos. Y es que, en Pakistán, al ser un país de mayoría musulmana, con un 96,47 % de musulmanes, tienen la percepción de que estas leyes no están hechas por el hombre, sino por la divinidad, por lo que no pueden cambiarse, ni pensar en derogarlas. La sociedad nos señala el religioso, “en general se ha ido radicalizando religiosamente y por ello se ha vuelto casi imposible exigir la derogación de la ley. Por eso, como organización, la CCJP siempre ha estado trabajando en aras de que el Gobierno impida que la gente haga un mal uso de esta ley, y también ha emitido recomendaciones”.

Situaciones como éstas se ven en Nigeria, Sudán, China, Corea del Norte, Afganistán y tantos países. Este 22 de agosto queremos rendirle un homenaje a todas las personas que, de alguna u otra forma, sufren persecución religiosa.

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