José Miguel Ibáñez Langlois
Ediciones UC
Santiago, 2024
240 págs.
El sufrimiento es uno de los misterios más profundos y radicales de la existencia humana. El sentido trascendente del dolor no es un libro que simplemente se lee, sino que se navega e introspecciona. No es una obra teórica ni un compendio de apuntes sobre el sufrimiento, sino el fruto de la experiencia de un sacerdote que no solo ha vivido, sino que ha escuchado el dolor hasta sus últimas consecuencias.
La pregunta sobre el sufrimiento encierra dos grandes interrogantes: ¿por qué hay tanto dolor en el mundo? ¿Tiene algún sentido o finalidad? Estas cuestiones han inquietado al ser humano desde que tiene conciencia, aunque a menudo se las evita porque resultan incómodas o aterradoras. En una sociedad que exalta el bienestar y el placer, el sufrimiento es un tema que se relega, se oculta y se niega. Uno de los grandes méritos de este libro es abordar aquello de lo que pocos quieren hablar.
El autor sostiene que el sufrimiento no es simplemente un problema que puede resolverse con la inteligencia, sino un misterio que nos envuelve y compromete. Nos recuerda que el dolor, lejos de ser un sinsentido, puede abrir nuevos espacios en el alma, espacios que sin él nunca habrían existido. Como ha ocurrido a lo largo de la historia, muchas personas han encontrado en el sufrimiento un camino de crecimiento interior y una fuente de solidaridad con quienes también padecen.
Desde una perspectiva filosófica, teológica, literaria y artística, el libro analiza la paradoja del dolor. A partir de una selección de textos y reflexiones, el autor se pregunta: si Dios es omnipotente y misericordioso, ¿por qué permite el sufrimiento? Se trata de una cuestión que ha desaf iado a creyentes y no creyentes por igual. Como escribió san Juan de la Cruz: “¿Adónde te escondiste, amado, y me dejaste con gemido? / Como el ciervo huiste, / habiéndome herido; / salí tras ti, clamando, y eras ido”.
Siguiendo esta línea, el libro explora el sentido del sufrimiento en la tradición cristiana: la cruz, símbolo de dolor, es también el signo de la redención. Jesucristo no solo sufrió, sino que transformó su sufrimiento en amor y salvación. Así, el dolor humano adquiere una dimensión trascendente cuando se une al de Cristo. Esta visión no solo proporciona consuelo, sino que invita a asumir el sufrimiento con fe, humildad y caridad.
El libro también dedica un espacio a los sufrimientos cotidianos: la frustración, la enfermedad, los conflictos familiares y la pobreza. Más allá de la teoría, ofrece una reflexión práctica sobre cómo enfrentar estas dificultades con una actitud de crecimiento espiritual y servicio a los demás. En palabras del Papa Francisco: “Cristo muestra que Dios es proximidad, compasión y ternura” (Dilexit nos, n. 35).
La obra destaca por su riqueza estética y la diversidad de fuentes que integra: desde autores clásicos como Dante y san Juan de la Cruz, hasta poetas como Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Violeta Parra. A través de estos testimonios, el autor no solo analiza el sufrimiento, sino que lo ilumina, ofreciendo una mirada profunda y esperanzadora sobre una realidad que nos concierne a todos.
Carolina Dell’Oro