La religiosidad popular y de multitudes es una expresión americana de primer orden tanto por la cantidad de fieles que congrega, como por la riqueza y profundidad de la fe que en ella se expresa.

La religiosidad popular y de multitudes es una expresión americana de primer orden tanto por la cantidad de fieles que ella congrega como por la riqueza y profundidad de la fe que aquí se expresa y, como tal, es necesaria estudiarla y promoverla como manifestación de una gracia que busca realizar para hoy el misterio de la Encarnación en medio de su pueblo.

Esto sin duda demanda de los pastores y agentes evangelizadores la tarea de acompañarlos y orientarlos.

Conscientes de esto, los rectores de Santuarios, desde 1980 en Caracupé-Paraguay, se han organizado en una Confederación para ayudar a acompañar la fe de los peregrinos.

En el último Congreso de Santuarios, efectuado en 1997, en Toluca-México, se designó a Chile como país responsable y sede del III Congreso Americano de Santuarios, que se realizará este año entre los días 5 y 9 de noviembre. El objetivo de este encuentro es animar la evangelización de la religiosidad popular que se expresa en los Santuarios de América para enfrentar los desafíos de este nuevo milenio.

Humanitas ha querido sumarse a este III Encuentro de Santuarios y durante este año realizará un ciclo de reportajes titulados: “Santuarios de América” que buscará mostrar la riqueza en la fe de algunos de los Santuarios más concurridos y de mayor tradición en América.

Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Andacollo, Chile.

Los actuales Santuarios de la fe católica (La Tirana, San Sebastián de Yumbel, Santa Rosa de Pelequén, Nuestra Señora del Rosario de Andacollo) presentan los condicionamientos que el Derecho Canónico de la Iglesia exige para su reconocimiento como tales. Pero el Código llega después de la Teología y ésta, a su vez, es reflexión y análisis del fenómeno religioso que ya existe. En este sentido, los “santuarios” no son creación de un pastor a cargo de esa porción de Iglesia, sino ratificación por parte de la autoridad eclesiástica de que la fe que ahí se expresa corresponde a una auténtica búsqueda del Dios de Jesucristo aún cuando tiene aspectos que deben ser discernidos a la luz del Magisterio.

La devoción mariana del Santuario Nuestra Señora del Rosario de Andacollo, es prueba de esto.

Historia del Santuario

En el año 1570, un lugareño encontró una imagen de la Virgen que pudo haber sido escondida o abandonada por algún cristiano que pasó por la montaña huyendo cuando los indígenas comarcanos saquearon la tierra destruyeron La Serena.

Los cronistas de la época, atestiguan que Andacollo era entonces un surtidor de oro. Los indígenas que laboraban las minas vieron en esa pequeña imagen una protección celestial contra las turbulencias de los encomenderos. Muy naturalmente empezaron a rendir a la Virgen los cultos y ritos que antes de la llegada de los intrusos buscadores de oro tributaban a las divinidades locales y al sol.

En el año 1580, el padre Gaytán de Mendoza se había hecho cargo de la imagen levantando una capilla de coirones, barro y amarras de cuero seco. De esta época datan, según la memoria local anotada en el libro que posee el Cacique General, los “bailes” religiosos.

Ochenta y ocho años después, en 1668, el lugar fue declarado parroquia aunque el primer cura párroco al llegar encontró la capilla de Gaytán en ruinas y la imagen de la Virgen desaparecida. Entonces, el padre Alvarez del Tobar levantó una nueva capilla y encargó a Lima la actual imagen de María. En 1789, el padre Vicente Valdivia inaugura un nuevo templo (el actual templo chico) que cien años más tarde sería insuficiente. Por ese tiempo, en 1873, el Obispo de La Serena, Monseñor José Manuel Orrego, bendice y coloca la primera piedra de un nuevo y colosal templo que se inaugura en 1893.

Actualmente el Santuario se encuentra administrado por la Congregación religiosa “Corazón de María”, más conocidos como los misioneros claretianos.

Las fiestas

El 26 de diciembre de cada año se celebra la “fiesta grande” de Nuestra Señora del Rosario de Andacollo. También desde comienzos del siglo XX se empezó a celebrar el primer domingo de octubre la llamada “fiesta chica” que tuvo dos motivaciones en su inicio: la primera fue dar realce a la festividad del Rosario que la liturgia de la Iglesia fijó para esa fecha; y la segunda dar la oportunidad a los propios habitantes de Andacollo de celebrar en forma más familiar y participada la fiesta de la Virgen. Ya a comienzos de diciembre, el pueblo entero vive en función de atender a los peregrinos que llegan desde fuera. En ambas ocasiones el número de personas que sube a Andacollo pasa largamente de cien mil. Para poder atender tal gentío se han venido levantando estructuras (espacios de alojamiento, postas de primeros auxilios, locales de comida, etc.) que han ido mejorando año tras año la atención a los peregrinos.

También se ha logrado que el comercio ambulante que participa en todos la festividades populares, se limite a un determinado espacio dentro del pueblo, ya que antiguamente invadía todo, hasta las puertas mismas de los templos.

Las fiestas de la Virgen, si bien están preparadas con esmero por los capellanes del santuario, “pertenecen” también a los bailes religiosos. El Cacique General preside, en cierto modo, junto al Obispo Diocesano y párroco las principales actividades no sacramentales, es el que da inicio y término a la gran procesión, y ordena con rigurosidad la presentación de los más de ochenta bailes que se reúnen en esas ocasiones.

Los bailes religiosos

Nacen en Andacollo. Y cuando los mineros tuvieron que salir del pueblo por ausencia de mineral, llevaron con ellos su fe y todas sus tradiciones religiosas. Es lo que sucedió con el baile chino que por primera vez se bailó a la Virgen de la Tirana, al interior de Iquique; fueron los mineros andacollinos quienes formaron el primer Balile Chino de La Tirana.

Los primeros bailes religiosos nacen a los pies de la Virgen de Andacollo a comienzos del año 1585. La fecha no es segura, pero algunos escritores coinciden en que se remontan a los mismos años del encuentro de la imagen de la Virgen.

El tipo de baile religioso proviene de las danzas culturales de los incas que se apropiaron del norte del actual Chile hacia el siglo XV. La costumbre continuó con los cristianos y en Andacollo fue tomando su propia identidad. El baile chino más antiguo, y por mucho tiempo el único que rendía honores a la Virgen, fue el que por 1585 acudía a la primitiva capilla del cura Gaytán. Con el paso del tiempo otros grupos de bailes organizados sobre la base de las familias se fueron creando entre devotos y peregrinos. En 1752 aparece un nuevo tipo de baile, con sus propios trajes, instrumentos y ritmos diversos al de los chinos; eran los bailes Turbantes, originarios de La Serena. A finales de 1798 aparece un tercer tipo de baile diferente a los anteriores: los Danzantes, provenientes de la estancia de Cutún, propiedad de la Marquesa de Piedra Blanca de Huaba.

Cien años de la Coronación de Nuestra Señora del Rosario (1901-2001)

La imagen de Nuestra Señora del Rosario de Andacollo fue coronada solemnemente el 26 de diciembre de 1901. El Decreto Pontificio estaba firmado por el Papa León XIII en la ciudad del Vaticano.

El Obispo Florencio Fontecilla había iniciado las gestiones un año antes, pensando en coronar la imagen al comenzar el nuevo siglo. Encargó a la Casa Biais, de París, una corona de oro puro, elegante y proporcionada, similar a la famosa corona usada por la emperatriz María Teresa de Austria. El trabajo de joyería se atrasó y la solemne coronación recién tuvo lugar en diciembre de 1901. En ese año el pequeño pueblo de Andacollo, entonces con unos 1.500 habitantes, vio llegar ese día unos cuarenta mil peregrinos, autoridades civiles y numeroso clero.

La espiritualidad mariana

La fuerza mariana da frescura y vida a todas las manifestaciones de fe en Andacollo. Nutre por dentro los corazones y brota en cantos, bailes, discursos, plegarias, sermones y oraciones. Pero no se trata de una piedad desligada del centro de la fe cristiana: Cristo, el Señor, su mensaje y los valores del Reino de Dios.

A partir del Concilio Vaticano II, la preocupación de los capellanes del Santuario ha sido unir la devoción mariana a la fe de Cristo. Anunciar y proclamar el mensaje del Magnificat, por ejemplo, se ha convertido en un tema recurrente que pretende devolver a las gentes la fe y la esperanza en el poder de Dios “que levanta a los humildes y derriba a poderosos”, en sus propias posibilidades de desarrollo, en la búsqueda de caminos de superación y valoración de autoestima, de organización social para enfrentar los problemas que afectan a todos.

No se trata, de una piedad mariana descarnada y nebulosa. María como madre del pueblo pobre, enseña a mantenerse de pie “junto a la cruz” de la vida, fortalecida con una esperanza que se hace compromiso, solidaridad y búsqueda de oportunidades, y la obtención de un tiempo mejor.

Santuario de San Cayetano de Liniers, Buenos Aires, Argentina

Historia del Santuario

El 30 de septiembre de 1875, la Congregación religiosa de las Hijas del Divino Salvador inauguran en Liniers un colegio para niñas y una capilla dedicada a San Cayetano. Para esto se cuenta con la ayuda económica de una fiel devota del santo.

En aquellos años del pueblo de Liniers, era un puñado disperso de casas quintas y chacras, habitado por inmigrantes italianos y españoles. La población se engrosaba en verano, cuando llegaban a las quintas numerosos veraneantes porteños. En 1877 se inaugura la estación Liniers del Ferrocarril y en 1880 se federaliza la ciudad de Buenos Aires. Al mismo tiempo, nace el proyecto de circunvalar la Capital Federal con una avenida que hoy se llama General Paz. En los planos, este camino atraviesa la “Quinta de las Hermanas” y amenaza también la capilla de San Cayetano. Porque la afluencia de fieles es cada vez mayor, luego de siete años de trabajo se inaugura y bendice en 1900 una nueva y más grandes capilla de San Cayetano.

Esta “capilla grande” será sede de la parroquia que erige Monseñor Mariano Antonio Espinoza el 18 de enero de 1913.

Crecen en tal forma la devoción a San Cayetano y la población de Liniers, que obligan a nuevas ampliaciones del templo: nave lateral derecha en 1937, y su similar en la izquierda en 1939. Se realizan reformas (en los altares laterales, altar mayor, bautisterio, vitrales, púlpito, zócalos de mármol) que se extienden hasta 1950. Entre tanto, la afluencia de fieles y devotos aumenta hasta hacerse multitudinaria y se convierte en auténtica expresión de la religiosidad popular.

A partir de 1970, comienza a aplicarse en la Parroquia de San Cayetano una modalidad pastoral popular más conforme al espíritu y recomendaciones del Concilio Vaticano II y de la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Medellín. Tales lineamientos se refuerzan con los primeros Congresos de Rectores de Santuarios en América.

La parroquia, entonces, deviene Santuario, y se propone asumir, orientar, elevar y dotar de proyección social el “catolicismo popular” de los devotos del santo, reforzando su sentido evangélico. Esta nueva orientación implica nuevas reformas en la estructura y presentación del templo, obedientes a las normas Conciliares sobre liturgia y adecuadas a la presencia frecuente de muchedumbres devotas y el cambio de la ofrendas de los peregrino de velas y flores por alimentos y ropa para sus hermanos más necesitados, en ese momento se crean dos áreas vinculadas al Santuario: el Servicio Social dedicado a la atención de los peregrinos más pobres y la revista “Pan y Trabajo”. A medida que transcurre el tiempo la imagen del santo comienza a difundirse junto con la espiga, símbolo del pan y del trabajo en las casas de Buenos Aires para extenderse progresivamente a todo el país.

Los primeros peregrinos en este Santuario fueron los inmigrantes italianos llegados a partir de 1880, que realizan largas filas para pasar a tocar con sus manos al santo y “tomar gracia”.

Actualmente la peregrinación está constituida por familias con hijos que siguen transmitiéndose la fe de generación en generación y que le piden y le agradecen por el trabajo y la salud.

La fiesta

Se celebra el 7 de agosto y reúne multitudes, más de 700.000 personas. Ese día se celebran 19 misas. Hay alrededor de 80 confesores dentro del templo y en la calle, que prestan un servicio desde la Arquidiócesis de Buenos Aires y desde diferentes diócesis del Gran Buenos Aires.

La fiesta comienza el 7 de agosto a las 0 horas cuando se abre la puerta del templo y los primeros peregrinos que han hecho fila desde varios días (algunos acampan en la calle) son recibidos por el Rector del Santuario y los demás sacerdotes que lo acompañan. Y se cierra cuando pasa el último peregrino. Cada visitante toca la imagen del Santo y permanece por algunos minutos rezando junto a ella, pidiéndole por sus necesidades más urgentes, que casi siempre tienen relación con el tema del trabajo; muchos de ellos se confiesan para luego participar de la eucaristía. Los peregrinos llegan a dejar 50.000 kilos de alimentos que son enviados a las regiones más necesitadas de Argentina.

Los servidores del Santuario

Para poder atender a las necesidades de los peregrinos se fue formando a partir de la comunidad del Santuario un grupo de servidores del peregrino que fue aumentando año tras año a partir de la incorporación de los propios peregrinos que se ofrecen para servir a los otros. Organizados en diferentes áreas prestan su servicio recibiendo a los mismos, rezando con ellos, tomando sus intenciones, recibiendo y transportando sus ofrendas, entregándoles agua bendita, estampas u oraciones, cuidando de los más pequeños, y ofreciéndoles el material de librería o santería par su enriquecimiento espiritual. También prestando asistencia a aquellos que desean recibir los sacramentos anotándolos para una posterior preparación. La Casa del Santuario ofrece además un lugar para escuchar a aquellos con problemas sociales, jurídicos, de salud o trabajo a través de sus servicios especializados. La radio del Santuario “Pan y Trabajo” acompaña los 7 de agosto toda la fiesta desde los parlantes colocados a lo largo de 6 cuadras.

San Cayetano es para los argentinos el patrono de la providencia, del pan y del trabajo. La imagen que se venera en el Santuario de Liniers representa al santo vestido con ornamentos sacerdotales (sotana, roquete, estola). Lleva en sus brazos al Niño Jesús, por aquella visión que tuvo cuando hallándose en oración ante la Virgen, ésta le pasó al niño Dios. El lirio que sostiene representa la pureza y la aureola es el símbolo de la Santidad.


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