Tantas veces hemos oído este pasaje del Evangelio (Lc 15,1ss). Jesús dice esta parábola en un contexto especial: «Se acercaron a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: ese acoge a los pecadores y come con ellos». Jesús les responde con esta parábola. ¿Qué dicen? La gente, los pecadores se acercan en silencio, no saben qué decir, pero su presencia dice tantas cosas, querían escuchar. ¿Los doctores de la ley qué dicen? Critican. «Murmuraban», dice el Evangelio, intentando desacreditar la autoridad que Jesús tenía con la gente. Esta es la gran acusación: “Come con los pecadores, es un impuro”.

La parábola es como la explicación de este drama, de este problema. ¿Qué sienten estos? La gente siente la necesidad de salvación. La gente no sabe distinguir bien, intelectualmente: “Necesito encontrar a mi Señor, que me llene…”, necesita un guía, un pastor. Y la gente se acerca a Jesús porque ve en Él un pastor, necesita ser ayudada a caminar por la vida. Siente esa necesidad. Los demás, los doctores sienten suficiencia: “Nosotros hemos ido a la universidad, he hecho un doctorado…, no, dos doctorados. Sé bien, bien, bien, qué dice la ley; es más, conozco todas, todas, todas las explicaciones, todos los casos, todas las posturas casuísticas”. Y se sienten suficientes y desprecian a la gente, desprecian a los pecadores: el desprecio a los pecadores. En la parábola, lo mismo, ¿qué dicen? El hijo dice al Padre: “Dame el dinero y me voy”. El padre se lo da, pero no dice nada porque es padre, quizá le vino al recuerdo alguna trastada que hiciera de joven, pero no dice nada.

Un padre sabe sufrir en silencio. Un padre mira el tiempo. Deja pasar momentos malos. Muchas veces la actitud de un padre es “hacerse el tonto” ante las faltas de los hijos. El otro hijo reprocha al padre: “Has sido injusto”, le regaña. ¿Qué sienten los de la parábola? El joven siente ganas de comerse el mundo, de irse lejos, de salir de casa, que quizá la vive como una prisión, y también tiene esa suficiencia de decir al padre: «Dame lo que me toca». Siente valor, fuerza. ¿Qué siente el padre? El padre siente dolor, ternura y mucho amor. Luego, cuando el hijo dice aquella otra palabra: «Me levantaré –recapacita–, me pondré en camino adonde está mi padre», encuentra al padre que le espera, lo ve de lejos. Un padre que sabe esperar los tiempos de los hijos. ¿Qué siente el hijo mayor? Dice el Evangelio: «Él se indignó», siente ese desprecio. Y muchas veces indignarse –tantas veces– es el único modo de sentirse digno para esa gente.

Estas son las cosas que se dicen en este pasaje del Evangelio, las cosas que se sienten. Pero, ¿cuál es el problema? El problema –comencemos por el hijo mayor– es que él estaba en casa, pero nunca cayó en la cuenta de qué significaba vivir en casa: cumplía sus deberes, hacía su trabajo, pero no entendía lo que era una relación de amor con su padre. «Se indignó y no quería entrar». “¿Es que esta ya no es mi casa?”, pensaría. Lo mismo que los doctores de la ley. “No hay orden, ha venido este pecador aquí y le han hecho una fiesta. ¿Y yo?”. El padre dice las palabras claras: «Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo». Y de eso, el hijo no se había dado cuenta, vivía en casa como si fuese un albergue, sin sentir esa paternidad. ¡Tantos “posaderos” en la casa de la Iglesia que se creen los dueños!

Es interesante, el padre no dice ninguna palabra al hijo que vuelve del pecado, solo lo besa, lo abraza y le da una fiesta; al otro debe explicarle, para entrar en su corazón: tenía el corazón blindado por sus ideas de la paternidad, de la filiación, del modo de vivir. Yo recuerdo una vez a un sabio sacerdote anciano, un gran confesor, que fue misionero, un hombre que amaba mucho a la Iglesia, y hablando de un sacerdote joven muy seguro de sí mismo, muy creyente…, que él era un valor, que él tenía derechos en la Iglesia, decía: “Pues yo rezo por este, para que el Señor le ponga una piel de plátano y lo haga resbalar, eso le vendrá bien”. Como si dijese, parece una blasfemia: “Le vendrá bien pecar porque así necesitará pedir perdón y encontrará el Padre”.

Tantas cosas nos dice esta parábola del Señor, que es la respuesta a los que lo criticaban porque iba con pecadores. Pero también hoy muchos critican, gente de Iglesia, que se acercan a las personas necesitadas, a las personas humildes, a las personas que trabajan, incluso que trabajan para nosotros. Que el Señor nos dé la gracia de entender cuál es el problema. El problema es vivir en casa pero no sentirse en casa, porque no hay trato de paternidad, de fraternidad, solo está la relación entre compañeros de trabajo.


Fuente: Almudi.org

Últimas Publicaciones

El año de la Pastoral UC comenzó con el mensaje de paz y esperanza que los voluntarios de Capilla País, Viviendas, Misión País, Siembra UC y Coro Misión País, compartieron con las familias y comunidades visitadas desde Alto Hospicio hasta Chiloé. Sin embargo, ya las distintas celebraciones navideñas unidas a la bienvenida de Monseñor Fernando Chomali como nuevo Gran Canciller de la UC, marcaron el tono del 2024: la Cuaresma comenzó a vivirse desde las vacaciones para culminar en variados encuentros e instancias en Semana Santa.
Nello Gargiulo ha sido director y secretario ejecutivo de la Fundación cardenal Raúl Silva Henríquez por treinta años. En el 25 aniversario de la muerte del Cardenal, nos ha hecho llegar esta reflexión a partir de testimonios recogidos, publicaciones realizadas, seminarios y coloquios celebrados bajo diferentes miradas y circunstancias. Hablar de “amor creativo y productivo” es un desafío para todos aquellos que hoy no se encuentran conformes con el estilo de la sociedad en que vivimos y aspiran a dar su propio aporte para cambiarla.
En marzo de este año, se desarrolló un conversatorio sobre la Sinodalidad, organizado conjuntamente por la Conferencia Episcopal de Chile, la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile y la Universidad Católica, el que contó con la participación de Monseñor Luis Marín de San Martín, de la Secretaría General del Sínodo. En este contexto, Ignacio Sánchez, rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, reflexiona sobre el Informe de síntesis “Una Iglesia Sinodal en misión”, recalcando la manera en que la Universidad se inserta en el camino sinodal, en los ámbitos del conocimiento y de la fraternidad de una comunidad.
Revistas
Cuadernos
Reseñas
Suscripción
Palabra del Papa
Diario Financiero